Sigilosa se fue
acercando hasta donde él estaba y con una suave caricia rosó su cabellera. Siguió
su andar hasta que atravesó la pared dejando su estela oscura que fue ocultando
poco a poco su guadaña.
Absorbió su último aliento y de a poco su alma se despojó de su cuerpo para volar a la otra dimensión.
En su ascenso dejó
rencores y pasados y su lamento por los suyos se convirtió en júbilo. Pronto
dejó de sentir el viento en su rostro y la paz se apoderó de él.
Llegó.
Sus ojos se cegaron al
brillo de aquel lugar, y mientras su vista se ajustaba, vio frente a él a sus
padres y sus hermanos. La emoción le invadió y de regalo le dieron esperanza.
Conoció al Padre y sus dudas fueron resueltas. Fue
en ese momento, cuando entendió su misión.
Ya llegó tío Benjamín. Reúnase con los suyos y espérenos.
1 comentario:
Genial! :'(
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