viernes, 29 de abril de 2016

Tu, la muerte

Tienes la peor de las misiones. Tu trabajo es el más odiado, nadie quisiera tenerlo.

Te mueves lento y caminas encorvada arrastrando tu manto con esa pesada guadaña al hombro.

Nadie ha visto tu rostro y queda vivo para contarlo, y solo dejas extender tu mano acariciando lo que se te plazca para acabar con ello de una sola vez.

Delante de ti está la vida, colorida y feliz, y a tu espalda está el llanto y el lamento, en un escenario gris de oscuros momentos.

Le arrebatas a los niños la inocencia y fulminas de un golpe el corazón de los enamorados. Dejas empleos abandonados, casas solas y destruyes hogares.

Con tu llegada se estremece la naturaleza y los frutos dejan de ser codiciados.

No distingues entre poderosos o humildes; entre animales o minerales, entre vivos y muertos. Tu misión es degradar todo lo que tocas y en tu paso firme se siente el frío de tu presencia.

Das terror al arrogante y abrazas al desesperado. Sin mediar palabra cumples tu misión arrebatando el cuerpo de las almas y dejándolas desnudas.


Todo lo que nace, todo lo creado se enfrentará a ti, en ese momento todos te conoceremos, y sabremos que al ver tu rostro, tu, la muerte, nos terminaras llevando.

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