martes, 7 de septiembre de 2021

Viejo Rockero

Corrían los años ochenta y el pequeño Arnulfo poco a poco iba dejando la niñez para entrar a la pubertad.

Para mi cumpleaños número once, mi  papá decidió que ya era hora de hacerme un regalo que no fuera un juguete, así que me hizo el primer regalo de adulto: Una radio. Y yo, que nunca cuestionaba las decisiones de mis padres, lo acepté agradecido.

Mi madre, en su inocencia y procurando asegurar la vida eterna para su hijo, tomó la pequeña radio y la ubicó en la emisora cristiana de la época. “esta será la música que escuchará de ahora en adelante” me dijo, y yo, también lo acepté.

Poco a poco me fui acostumbrando a las melodías espirituales memorables, a los cumpleañeros del día de hoy y a Luis Palau responde. Todos aquellos programas me formaban y me llevaban por el camino que mis padres consideraban correcto.

Pero como todo niño de once años, pronto me aburrí y una noche, quité el adhesivo del dial y decidí buscar qué más había en ese radio.

Pasé por varias emisoras hasta que caí en una radio con un locutor joven, lo que rápidamente me llamó mi atención.

El locutor anunciaba con entusiasmo a un nuevo grupo llamado Iron Maiden, y que estrenaría la canción “el número de la bestia” escuché los primeros acordes y con el escaso inglés que estaba aprendiendo en la escuela, logre identificar algunas palabras, lo que provocó que entrara en pánico.

Regresé a la radio cristiana, volví a colocar el adhesivo y me arrodillé a pedirle perdón a dios por aquello que había hecho.

A la mañana siguiente le conté a mi mamá y me dio la reprimenda de mi vida “si no te portas bien, te echarás pronto a perder y arderás en el infierno” me dijo.

Sin embargo, no sé porque, pero a la siguiente noche, volví a buscar la radio que a mi madre tanto había alterado ¿qué música es esta que a mi madre tanto asusta, qué dice acerca del diablo y de dios que yo no debiera saber?

Así que mientras escuchaba la radio, y los ritmos se metían en mi cabeza, el locutor anunció otro nuevo lanzamiento y me quedé atento, no, no iba a tener miedo, escucharía qué tenían que decirme.

De pronto, el silencio fue destruido por completo por una guitarra y un grito que estallaron en mi cerebro y que jamás podré olvidar…

Desde ese momento ya no hubo marcha atrás, decidí que esa sería la música que escucharía por siempre y así lo fue hasta el día de hoy. No, ya no regresé a ser el mismo, la música cambio mi ser, mi forma de pensar, la música formó a la persona que soy hoy en día.

Y es que aquel encuentro con el Heavy metal mató al inocente niño de aquel entonces y dejó a lo que hoy, 39 años después, algunos llaman, un viejo rockero.

lunes, 9 de agosto de 2021

Extraordinario ser

La empatía y la bondad adornaban su existir.

Su pasado le había enseñado y su presente le ayudaba a sobresalir.

Su humildad era tan grande que era ejemplo por donde pasara.

Los fines de semana eran claros y bulliciosos.

Y todos le esperan en el trabajo para que les arreglase el día.

No gozaba con ello, pero las sonrisas de las personas le hacían compañía. 

Miserable ser

 La soledad y la miseria atormentaban su existencia.

Su pasado le sumergía en el rencor y su presente le ahondaba en la envidia.

Su desgracia era tan grande que le había secado las lágrimas.

Los fines de semana eran oscuros y silenciosos.

Y ansiaba llegar al trabajo solo para borrar la sonrisa de los que lo rodeaban.

No gozaba con ello, pero el rechazo de las personas le hacían compañía. 

lunes, 1 de marzo de 2021

La luna jugó conmigo

Me desperté muy temprano a luchar contra la muerte y mientras me enfrentaba a mi faena, entre la neblina vi que se asomaba la luna. Volví a verla, pero se ocultaba de mi, dejaba de verla y se mostraba semi radiante a mis espaldas. Sonreí y continué, pero ella me distraía, juguetona se mostraba y se ocultaba mientras yo me descuidaba.

El señor sol se despertó y se ocupó de rociar la distancia con su luz, y entonces, la luna aprovechó para salir de su escondite y se desnudó frente a mí. Su resplandor era intenso y su redondez era perfecta.

Me quedé extasiado ante semejante belleza.

Pero el señor sol se presentó, y ella no tuvo más remedio que seguir su camino y yo, entendí que era el momento de encerrarme en las cuatro paredes. Y así, mientras mis neuronas se electrifican para anunciar lo que aprendí en el pasado, y por la ventana observo al señor sol reinar, no dejo de sonreír pensando en la coqueta luna que hoy por la mañana jugó conmigo.