domingo, 30 de diciembre de 2007
¿Qué me dejó el 2007?
jueves, 20 de diciembre de 2007
A veces no es bueno pensar...
Cuando piensas, y calculas dejas de ser feliz, pero cuando no piensas y actúas por instinto empiezas a renunciar al regalo más grande del ser humano: el razonamiento. En pocas palabras: si piensas dejas de ser feliz, pero si dejas de pensar eres un infeliz. Por eso creo que el pensar te aleja de la simpleza de la vida, el análisis te hace ser una persona inteligente, pero te aleja del credo, de la ignorancia. Y acaso ¿la ignorancia no es la ausencia de sabiduría y esta as su vez es la ausencia de la simpleza? A veces no es bueno pensar.
¿Y que sucede con el amor? El amor pensante dista del amor ignorante, sin embargo, al verlo en retrospectiva ¿cual era mejor? el amor pensante no celebra fiestas de amor, no cree en la permanencia a través de contratos, no cree que unos anillos sellen una relación. El amor pensante cree en la permanencia, en el respeto como persona, en la unión, en la mística. En contraposición el amor ignorante es arriesgado, prohibido impulsivo; pero con el tiempo, al fortalecerse el amor, al desear el bien de la pareja a costas de tu propia felicidad, entonces este mismo amor ignorante llega a ser pensante. Y cuando dejas de amar y encuentras otro amor, cambias el amor ignorante por el amor pensante o viceversa. A veces no es bueno pensar.
El ser pensante cree que la felicidad no está en los negocios sino en la sabiduría, pero otros, en la búsqueda alocada de las riquezas piensan y se vuelven cautos. Existen otros que debido a su ignorancia han arriesgado y fracasan, pero cuando algún ignorante en su insensatez tiene éxito se vuelve un ejemplo para que otros ignorantes prueben negocios de alto riesgo. Eso mismo pasa con la distracción: el pensante argumenta, cuestiona y analiza, para concluir que en su infortunio planificó tan bien que no tuvo tiempo de disfrutar. El ignorante se adentra a la aventura sin pensar en las consecuencias y por lo regular termina disfrutando la distracción. Y si lo vemos a grosso modo pareciera que en el terreno del ocio el ignorante siempre lleva las de ganar al pensante. A veces no es bueno pensar.
Y si renuncias a la sabiduría y te conviertes en ignorante pierdes tu identidad de pensante y si el ignorante se atreve a pensar dejará su esencia aventurera y alocada. Afortunadamente en la vida tenemos etapas pensantes y otras de ignorancia, esa facultad nos hace disfrutar los buenos momentos y razonar cuando parar en otros. En ocasiones somos tan ignorantes que necesitamos un ser pensante que nos frene y en otras, nos constituimos en los cerebros que analizan y frenan la ignorancia.
¿Y yo? Yo no soy pensante, soy solamente un ignorante que empieza a pensar que a veces no es bueno pensar.
sábado, 1 de diciembre de 2007
De quien soy
De joven mis papás me sostenían, no debía darle cuentas a nadie, porque mi única obligación era ir al colegio y “estudiar” si es que así se le puede llamar. Me vestía como quería y hacía con mi cabello de igual forma. Ahora, unos 15 años después, ya no soy yo mismo, sino que pertenezco a las personas; con los años engordé, me corté el cabello y me vestí formal para trabajar, tomaba cerveza y padecía de algunos males ya fruto de la edad. Luego, en un reordenamiento físico y espiritual adelgacé, me dejé crecer un poco el cabello y quise relajar un poco mi vestuario, pero me he dado cuenta que es un lujo muy difícil de llevar. Ahora hay mucha gente que cree que estoy en un grave error y que debiera cambiar, como soy catedrático resulta que ahora doy mal ejemplo a mis estudiantes, solamente porque decidí dejar los pantalones de paletones y cambiarlos por unos jeans, los zapatos de suela de cuero por unos All Star y adelgazar. ¿soy yo mismo o le pertenezco a la sociedad? Porque si me dejo crecer aún más el cabello y me sigo vistiendo así me sentiré bien conmigo mismo, pero seguro me quedaré sin empleo o tendría que hacer alguna otra cosa que para esta sociedad donde vivo “no es decorosa”, y si dejo llevarme por la sociedad, tendría que optar por una opción que me desfavorece a mi vida física y espiritual. He empezado a pensar que ya no me pertenezco, sino que le pertenezco a otros, si uso una playera con leyendas debo pensarlo dos veces porque tengo hijos, si hablo del amor libre soy homosexual, si adelgazo y cuido mi cuerpo soy drogadicto y si dejo la corbata dejo de ser inteligente, solo queda plantarle cara al viento y atormentarme ¿de quién soy?