miércoles, 27 de septiembre de 2017

Aporía, El egoísmo.

Por egoísta perdiste todas las oportunidades de amor. Y al verte en soledad, buscaste a “peor es nada” para no vivir en soledad. Al rato te aburres y le terminas arruinando la vida a esa persona. 

domingo, 17 de septiembre de 2017

Cuando el pueblo olvide

Y mientras los manifestantes gritaban y golpeaban la puerta, él, cansado de esperar en su hacinamiento improvisado, pensó.

Recordó su época de joven idealista, con sueños y esperanzas, ese momento en el que vio a su pueblo sufrir, ese momento en el que decidió defenderlos.

Recordó cómo él también se pronunció en su juventud, y cómo exigió transparencia a los líderes de la Nación. Recordó aquella época de genuino interés humano.

Vino a su mente el momento en el que se le acercó aquella persona que lo instruiría en la política nacional, y como logró ascender en la sociedad.

Retomó aquellas primeras elecciones que lo colocarían como concejal, y recordó cómo un día, alguien le regaló dinero por no decir una verdad.

Sonrió recordando cómo guardó aquel dinero y que con temor, lo fue gastando de a pocos. También recordó cómo vino una dieta, otro bono, un regalo, un negocio, una licitación, un soborno.

Se recordó el día que ganó las elecciones para congresista, y cómo la gente de su pueblo, sus allegados y amigos le felicitaron y le pidieron que gestara leyes que ayudaran a salir adelante a la comunidad que él iba a representar.

Pero pronto se olvidó de toda su gente y de sus promesas, poco a poco los vendió y los traicionó, conoció nuevos amigos con los que negoció, con los que tranzó, con los que se enriqueció. Ahora, era la persona que en algún momento, él odió ser.

Y en ese momento, se arrepintió.

Tomó la decisión de hacer lo correcto, de presentar su renuncia, de dejar esa vida de corrupción y de engaños, pensó que por primera vez en su vida, les daría un buen ejemplo a sus nietos.

De pronto, sus pensamientos se interrumpieron por el golpe de la policía que con fuerza entró al lugar, los organizaron en grupos y rápidamente los subieron a unos buses para librarlos de los manifestantes.

Él corrió y empujando a las mujeres subió a refugiarse en el bus, y cuando se sintió seguro, decidió mandar su arrepentimiento a la mierda, y mientras la comitiva avanzaba, logró sacar el rostro para burlarse e insultar a los que reprochaban su gestión.

Porque imaginó que a los pocos meses, cuando el pueblo olvide, él, y sus cómplices, pronto podrían postularse nuevamente, y así, llevarse más dinero a sus enviciados bolsillos.

viernes, 1 de septiembre de 2017

Purificó mi mente

Decidí recorrer en bicicleta las calles de mi pueblo para purificar la mente y liberar el alma.

Y llegando a un punto determinado, me encontré con ese joven de condición bastante humilde, que orgulloso estacionaba su motocicleta nueva.

La escena me pareció particular, así que decidí acercarme a él y felicitarlo por su adquisición.

Él inmediatamente me regaló una sonrisa y me platicó un poco de la motocicleta en cuestión.

Sin embargo, de pronto su rostro cambió, cómo que meditó durante unos segundos y acercándose a mí me dijo: “mano, yo anduve mucho tiempo en bicicleta como usted, pero si quiere un buen consejo, vaya a donde yo trabajo y pida empleo ahí. Míreme, yo ya compré mi moto, y si usted se pone buzo, de plano terminará con una moto como la mía”

Sonreí y le agradecí el consejo, nos despedimos y continué mi camino.

Envidié la empatía que me mostró aquel muchacho, no fue egoísta y por un simple cumplido, me regaló su secreto para tener una vida un poco más digna.

No puedo evitar pensar en todas aquellas personas que presumen con sus cosas y si alguien le pregunta el secreto de su supuesto éxito, inmediatamente cambian de tema para no hablar de ello. Ratifiqué que el amor al prójimo no se compra con cosas sino con sencillez de corazón y una gran dosis de abnegación.

Ahora, escribiendo estas líneas bajo el cobijo de la lluvia, deseo, de todo corazón, que le vaya muy bien en la vida a que aquel muchacho que un día, purificó mi mente y liberó mi alma.