martes, 30 de agosto de 2016

llevarte al cielo

En la penumbra de mi vida no pensé, simplemente mis ojos se cruzaron con los tuyos y sucumbí a ti. Y es que no puedo estar indiferente a tu ser, a tu belleza, a tu alma que atrapa la mía. Me siento atraído por ti, posiblemente porque eres hermosa, posiblemente porque te necesito, posiblemente porque te amo.

Y es que, sin pensarlo si quiera, lo primero que se me ocurrió fue amarte, con todo, deseando que tú también me amaras, que te fundieras conmigo en un espiral celestial. Al parecer no lo logré.

Sin quererlo te herí, sin darme cuenta te lastimé, y mientras yo ilusionaba llevarte al cielo, sin saberlo te arrastraba al infierno.

Hoy, la culpa me reclama y me reprocha. Y tú, sonriendo y hablándome con ternura me dices que todo está bien, que sigamos adelante. Si, eres perfecta.

Ahora, a la distancia, de lejos, ahora dime ¿Qué debo de hacer para recompensarte, qué debo de hacer para reivindicarme, dime a dónde he de volar, para poder alcanzarte?

lunes, 29 de agosto de 2016

18,720 almas

Siento algo metido en mis huesos, yo no lo pedí, simplemente  apareció de la nada. De pronto, mis articulaciones me traicionan y se atrofian. El dolor es indescriptible y hace que me retuerza del dolor. Clamo por ayuda pero nadie puede auxiliarme, es una lucha constante conmigo mismo, estoy preso dentro de mi propio cuerpo.

De un momento a otro el dolor viene y se va, hay momentos buenos y otros malos. Como es de esperarse en estos casos, las personas creen que estoy fingiendo, los entiendo, ellos no comprenden qué es sentir cómo tu esqueleto se empieza a petrificar impidiéndote el movimiento. Esto es un tormento.

Pongo mi esperanza en la ciencia médica pero ésta me da un par de medicamentos a medio probar; es que nadie muere de lo que tengo, hay enfermedades de prioridad por investigar. Elevo la vista al cielo pidiendo ayuda, pero tampoco siento que exista un remedio inmediato a mi dolor. Cada día duele más, cada día menos movilidad, cada día menos motivado.

Pero un día, vagando por el mundo virtual encuentro a 18,720 almas que comparten mi pesar. Nadie tiene la cura, pero sus palabras me dan apoyo, me hacen sentir confortado. Hay personas con menos y más dolor que yo, pero todos ríen, se burlan de la enfermedad, la miran a los ojos y le arrebatan una sonrisa al tormento.

No me siento solo, no estoy solo. No me vencerás artritis, somos muchos contra ti. Nos reiremos en tu cara, dejarás de atormentarnos.

Dedicado a los integrantes del grupo de Artritis Reumatoidea de Facebook. Sigamos en la lucha hermanos, esto no tiene un final.


domingo, 28 de agosto de 2016

Sueño de edición limitada

Caminando por el inframundo tuve un sueño, de esos sueños buenos, de edición limitada. Lo único que debía hacer era tomar ese sueño, meterme en él y salir cuando se acabara. Pero no lo hice, quise seguir usando el sueño.

Así que cuando el sueño estaba por concluir, me salía de él y dejaba a que se recuperara, luego, me metía en él nuevamente. Así lo hice por un tiempo, hasta que un día, el sueño se arruinó.

Traté de repararlo, pero como dije, ese sueño era de edición limitada, no habían repuestos.

Me quedé atrapado en ese sueño, que sin funcionar bien, como era de esperarse, se volvió en pesadilla.

Hoy grito desde dentro de ese sueño pero nadie puede oírme. Las personas pasan a la par mía soñando plácidamente, mientras que yo, preso de mí sueño, intento desesperado escapar de él.

jueves, 25 de agosto de 2016

Blanca alma

El escritor leyó las líneas que le agradecían. Leyó una, dos y tres veces.

Volvió a leer.


Entonces, ese sentimiento nostálgico llegó a visitarlo, y mientras miraba por la ventana pensó y meditó cada una de ellas e intentó visualizar a esa blanca alma escribiéndolas.


Se sintió honrado e indigno de aquel hermoso texto que habían llegado en el momento justo para calmar su pena.


En su mente agradeció y lo plasmó en su redacción como un pequeñísimo homenaje a esa persona que a la distancia, y sin saberlo, también le ayudó en un momento trascendental.


martes, 23 de agosto de 2016

Amor en el centro de la mesa

Un día, sin decirle a nadie construyeron un amor; único, grande, compuesto por miles de momentos locos, conversaciones, mimos, caricias, pasión, llanto y sonrisas.

Veían orgullosos ese amor en el centro de la mesa, y todos los días se sentaban a contemplarlo.

Pero el amor creció, demasiado, a tal punto que cuando se sentaban a verlo, ya no se podían ver ellos mismos. Y un día, mientras jugaban a verse, el amor se les cayó de la mesa y se rompió.

Se abalanzaron a tratar de rescatarlo, pero era demasiado tarde, el amor se había hecho pedazos.

Llevaron los pedazos a la mesa y trataron de repararlo, pero cada vez que colocaban un pedazo, otro se caía irremediablemente.

Ambos se molestaron y se dieron la espalda. Uno culpaba al otro por dejar caer el amor al suelo. Pero poco tardó para que se dieran cuenta que era irremediable reparar ese amor, así como era irremediable seguir molestos eternamente.

Y ahí, sentados, frente a los pedazos del amor, se vieron y sonriendo, aceptaron la pérdida. Tomaron un pedacito de aquel amor roto y lo guardaron. Se levantaron, se dieron un fuerte abrazo y cada uno se fue por su propio camino.

Con el tiempo construyeron otros amores, pero nunca uno tan grande como aquel que, sin decirle a nadie, un día construyeron.

viernes, 19 de agosto de 2016

Alguien lloró.

Encendió una vela de la forma más discreta posible.
Se sentó a la mesa y comió solo para mantenerse vivo, porque tenía que hacerlo.

Con lentitud salió de la casa y se sentó en las gradas a observar la noche que ese día estaba más oscura que nunca. Los insectos, insistentes, a lo lejos le cantaban la melodía que él ya conocía.


Y mientras levantaba sus ojos a la brisa nocturna, volvió a pensar en el hijo que nunca tuvo, el que posiblemente, lo hubiera mantenido al lado de ella.


Esa noche, en medio de la oscuridad, alguien lloró.

Correr a tus brazos

Ahora mismo anhelo tus besos, estar a tu lado, escuchar tu voz.

Ahora mismo no te tengo y es cuando te necesito.

Ahora mismo desearía correr a tus brazos.

Ahora mismo quisiera flotar en el aire contigo.

jueves, 11 de agosto de 2016

En el olvido, el amor y la esperanza

Este es un escrito que estaba guardado desde el año 2007. Hoy lo encontré y se me ha ocurrido colocar la versión original, y la versión 2016.

Pensamiento original 2007:

El poeta vio al horizonte y juró no volver a escribir acerca de ella. Y pasaron los días, meses y años, y aunque ella jura que los versos del poeta son para ella, él encontró en el olvido, el amor y la esperanza una nueva fuente de inspiración.

Pensamiento 2016:

El poeta vio al horizonte y juró no volver a escribir de ella.

Pasaron los días, meses y años, y sus escritos cambiaron.


Hoy, ella asegura que los versos del poeta aún le pertenecen. Pero él encontró en el olvido, el amor y la esperanza una nueva fuente de inspiración.


miércoles, 10 de agosto de 2016

Renacer

Renacer es una figura de pensamiento que evoca “comenzar de nuevo una actividad o condición” ya que es virtualmente imposible (al menos la ciencia no ha comprobado aún la re encarnación) despojarnos de nuestra condición actual, sea cual sea la edad que tengamos, y volver a nacer del vientre de nuestra madre con una mente nueva.

El renacimiento se ejemplifica comúnmente en la religión, donde, una persona que ha cometido una serie de actos de los cuales se siente avergonzado, intenta cambiar su actitud y olvidar lo que anteriormente hizo. Por lo regular, ese renacimiento se da  a través de otra figura: Una deidad que motiva de forma portentosa que aquella persona cambie de actitud hacia él mismo y la sociedad. Y resulta que la figura resulta muy bien; ya que para el resto del grupo social donde ésta primera persona se desenvuelva, sus faltas “son perdonadas” y nadie lo recuerda más, porque ha nacido de nuevo, y este, se auto motiva a creerlo y cambia su actitud. Si, el renacer ha funcionado.

Irónicamente, si la falta de la persona es muy grave, y afecta a los otros miembros de la sociedad, se impone un castigo a éste, esperando que a través del castigo, su actitud cambie. Entonces, se podría decir que hay otro tipo de renacimiento, un renacimiento forzado. Ya que la primera persona no quería cambiar, pero es obligado a hacerlo. Evidentemente, ese renacimiento no funciona, no es genuino, es como amaestrar a esa persona.

Pero, la mayoría de individuos buscan su propio “renacimiento” es decir, todos, en algún punto de nuestras vidas, buscamos un cambio actitudinal o espiritual que nos haga sentir bien con nosotros mismos, buscando la felicidad, ya sea felicidad personal o grupal.

Ahora bien. Un renacer, un comenzar de cero, requiere de un compromiso genuino del sujeto, que, evidentemente, requerirá grandes sacrificios, mucha disciplina y constancia. Porque, en el momento que éste reconozca que necesita renacer, es porque, ya sea por factores externos o internos, se ha percatado que una o varias de sus actitudes no son correctas, o no le provocan felicidad. Al menos no para sus propios parámetros filosóficos.

Entonces, para renacer hay que comenzar por dejar de hacer aquella actividad que nos arrebató la felicidad, la paz y que ahora, nos motiva a renacer. Y ciertamente, eso no es nada fácil.

¿Se imagina? De pronto ese acto, ese hecho recurrente que usted adquirió desde niño, o esa conducta que eventualmente le provocaba placer momentáneo, ahora es el causante de su infelicidad, y es necesario eliminarlo para poder renacer. Ulteriormente, si una actividad la realizamos de forma inconsciente, o nos produce placer momentáneo, es difícil dejarlo, cambiarlo de una sola vez. Por eso, lo primero que se debe hacer, es identificar qué elemento, elementos o actitudes son las causantes de nuestra infelicidad. Hay que identificarlos, y muy bien.

De pronto el exceso de cosas en nuestra vida, lejos de hacernos sentir bien, nos provoca aflicción e intranquilidad. O una relación que por cortos momentos es placentera, pero la mayoría del tiempo es caótica, llena de dificultades y problemas. La misma rutina laboral, familiar o social, de pronto nos atormenta y nuestra vida deja de ser nuestra, y terminamos esclavizados de las cosas, de la gente, de la sociedad. Si en nuestras vidas dejamos de ser libres y terminamos esclavos de la sociedad, de las cosas, del amor o de nosotros mismos, no hay otra solución más que alejarse de eso y renacer.

Si ya identificamos lo que hay que dejar de hacer, si ya sabemos qué nos quita la paz; entonces es el momento de ir dejando esas actitudes y costumbres e irlas cambiando poco a poco por nuevas costumbres que nos hagan sentir bien. Y es que no hay nada como la simpleza. Trate de eliminar una actitud compleja y céntrese en lo simple. Como por ejemplo: No es necesario que trabaje largas jornadas de trabajo para comer en el restaurante más famoso de la ciudad. Trabaje menos, camine por la calle, llegue temprano a casa y salga en bicicleta, salga a correr, comparta con sus amigos, con su pareja, con su mascota. El renacer no lo llevará de lo material a lo material. Recuerde que el renacer lo llevará de las cosas a los momentos. Lo llevará a la felicidad.

Por consiguiente, renacer implica un compromiso, un proceso que en algunos resultará largo y doloroso, pero que al final nos llevará a tener una paz que hace tiempo no habíamos experimentado. Es el momento de renacer, es el momento de meditar y alejarnos de lo que nos ata. ¿Se puede renacer? Si, si se puede, dolerá al inicio, pero al final, la sonrisa de nuestro rostro y la paz en nuestro corazón, nadie nos la podrá quitar jamás.

lunes, 8 de agosto de 2016

El más triste adiós

Se sentó viendo hacia la nada, con la mirada perdida en los hierros viejos que tenía de espectáculo. No importaba, él sabía que el final era inminente,  y a pesar que entendía perfectamente que debía disfrutar el momento, su anticipación al futuro hizo que por un instante se sentara con desilusión.

Ella lo vio y guardó el momento en su mente, ambos sonrieron.

Pero, un tiempo después, ella entendería la profunda pena que a él, en ese momento le había tomado por sorpresa. Ahora ella sabía que él había visualizado el fin de sus días. Sabía que ya no estarían juntos y se enfadó con él. Luego se enfadó con ella misma. Luego lloró. Y un día, mientras tomaba algo, recordó que aquella escena había sido el más triste adiós.