miércoles, 27 de enero de 2016

Feliz regreso a clases

Me desperté de madrugada como siempre, deseoso de no caer en el tránsito cotidiano que atormenta mi ser cada mañana.

No lo logré.

Y allí me encontraba, solo, en la cola, encerrado en esa lata de cuatro ruedas con un radio a medio sonar acompañado de un locutor que me decía en las noticias de las seis que nada tenía sentido; descuartizados, guerras, contaminación, caos en las mentes.

Inmerso en esa profunda depresión diaria volví la vista a mi costado y pude ver un bus con cadáveres en su interior. Al asombro y abrir los ojos me di cuenta que no eran cadáveres, no, eran niños que dentro de ese esperpento de bus dormían casi inertes.

Pensé que la vida era injusta, alguien tuvo hijos que luego no pudo cuidar como se debía y cuando ya perdieron la gracia de los cuatro años los lanzaron a la cruda realidad, en ese viejo y sucio bus escolar mientras ese desnaturalizado padre seguro se conduciría en un auto del año. Eso si, también inmerso en el tránsito cotidiano.

Niños que dejan en manos de unos buitres que idiotizaron a los padres diciéndole que su hijo en quinto de primaria ya sabría de cálculo avanzado. ¿Cálculo avanzado, qué ese niño no quería ser bombero o artista? ha, es que el sueño de ese niño tiene que ser borrado. En este mundo nadie debe perseguir sus sueños, ese niño debe crecer en el tránsito cotidiano, tener largas jornadas de estudio en el colegio más caro que sus padres puedan pagar para que, luego de cerrar su maestría a los 23 años ese niño, ahora vuelto hombre, salga a trabajar de madrugada para tener otro auto del año y otro hijo que deje en un trucho bus escolar.

Yo me pregunto ¿Dónde quedó el colegio a la vuelta de la esquina, por qué un niño debe madrugar para estudiar a 50 kilómetros de su hogar un montón de cosas que muy probablemente no aplicará jamás en su vida? haa es que ese niño se debe adaptar a la vida que su padre decidió por él. Ese niño debe estar en un colegio que le dé estatus a su padre, que él pueda presumir con los hipócritas compañeros de trabajo "mi hijo se levanta a las cuatro de la mañana y se duerme a las diez de la noche" todos aplaudirán emocionados y se sorprenderán cuando el padre diga cuánto cuesta ese lejano colegio donde el niño debe estudiar todos los días.

Todos tenemos un destino marcado, y depende de nosotros mismos forjarlo o no. Y la verdad es que no importa dónde estudie un niño, si ha de triunfar, aunque haya estudiado en una humilde escuelita lo logrará, y si se ha de perder, hasta en el mejor colegio probará las mieles de la vagancia y se tornará a la derrota. Usted jamás podrá evitar ninguna de las dos cosas. Y mientras tanto, mi reflexión se desvanece junto con los niños que circulan y se pierden entre el amanecer cubierto de humo negro de los vehículos del año. Feliz regreso a clases.