Estas sentada al lado mío, lo puedo sentir.
Me estas acompañando entre las campanas de viento, los pájaros y las hojas de los árboles que juegan a mecerse con gracia.
Trato de poner atención al canto medieval que me recuerda quien soy, pero tú, en silencio, me inquietas y haces que te ponga atención. Entiendo, hoy es un momento para que me abraces, para dejarte sentir.
Ahora, aprovechando tu presencia, que me tienes en tus brazos, déjame entender el porqué de tu misión silenciosa. Esa misión que hace que piense la mente más simple y hace decaer el rostro del más poderoso.
Ahora dime, explícame, porque debe de haber alguna razón, debo entenderte y tal vez así, pueda entenderme a mi mismo, a mis razones, a los por qué.
¿Sigues ahí, aún estás escuchándome? Lo se y sonrío, porque cuando escribo tu te vas. Y nuevamente me dejas con las dudas. ¿Cuándo me hablaras, cuándo me darás respuestas? Te esperaré otro día, para sentir tu abrazo, para ver si ese día, tu, la soledad, me contarás tus secretos.
domingo, 25 de septiembre de 2016
martes, 20 de septiembre de 2016
Ismael
El destino quiso que su vida se cruzara con la mía, así como
quiso que ambos aprendiéramos, uno del otro. Y si bien es cierto, que nuestras
concepciones filosóficas eran completamente distintas, comprendí que, para
usted, la amistad sobrepasaba esos detalles. Si, usted tenía esa peculiaridad que
era digna de admirar.
La pasión por los cristales nos unió, y compartimos el
conocimiento haciendo que el alumno terminara enseñando al maestro. Otra de sus
cualidades, la humildad. En ocasiones lo vi preocupado, pero esas charlas que
nunca llegaban a nada, le lograban sacar una sonrisa.
Al final de cuentas, el tiempo y las obligaciones nos
dejaron en un eterno café pendiente que, ahora, sé que jamás se concretará. Me
reclamo por no haber hecho el tiempo para ello.
Y hoy, este amargo 20 que me dice que su ser se ha ido, que
ha decidido volar a las estrellas, hace que lo recuerde con gran cariño, con
admiración, como una persona a quien recordar. Ahora reúnase con los suyos, y
prepare el lugar para reunirse con los que ama. Estoy convencido que, del otro lado
del silencio, seguirá siendo usted mismo.
lunes, 19 de septiembre de 2016
Sombras de la noche
La noche era tan oscura
que apenas podía dibujar las siluetas de las figuras que tenebrosas
daban vida a aquel escenario lúgubre donde su alma se encontraba. Inmerso en
las penumbras, escuchó a aquel viejo reloj caminar y en medio del silencio, el viento le aullaba a sus espaldas.
Caminó por las calles desiertas con los brazos entre
cruzados, esperando opacar de alguna manera, el frío que se metía hasta sus
huesos. En ese denso frío y soledad, deseó encontrar otra alma junto a la suya, no importaba si era amigo
o enemigo, el contacto con alguien era lo que anhelaba.
Pero no fue así, no,
esa noche no. Esa noche lo cubría en soledad, absorbiéndolo, inquietantemente,
desesperadamente, silenciosamente.
Detuvo su camino, y pensó por un largo tiempo. Tanto fue ese
tiempo, que, en medio de la noche oscura, pudo ver su sombra reflejada en el
suelo húmedo del camino.
Levantó la cabeza y cerró los ojos, pero no
tuvo miedo. Entendió que debía seguir en ese camino, en las sombras de la noche,
esperando que algún día, cuando menos se lo esperara, vendría el amanecer.
El peor de los hombres
Se perdió en su mirada y quiso amarlo por siempre. Él, se
perdió en ella y experimentó todo lo que pudo a su lado. Se sació hasta el
cansancio, y en un arrebato de emoción, se limpió el trasero con ella. Luego, viéndola
embarrada de mierda, se fue.
Ella, le suplicó que se quedara, pero viendo que él no
regresaría, decidió vengarse. Buscó a otros tipos en la calle y les limpió el trasero
con su cuerpo. No importaba si les conocía bien o no, ella pensaba, que él, al verla embarrada de mierda de otros hombres, sentiría celos y arrepentido,
regresaría con ella, y la amaría por siempre.
Un día, sentada de espaldas en la barra de un bar, vio al
peor de los hombres que, separándose de su camino, entró y llegó con ella. Le sonrió y con
un poco de agua, un trapo y jabón, decidió limpiarla. Le limpió la frente y
siguió, con esmero, limpiando su rostro. Ella sonrió agradecida.
Mientras charlaban, el peor de los hombres continuó su
ablución, pero ella, en un arrebato de emoción,
se limpió el trasero con él, El peor de
los hombres, molesto, se limpió y le pidió que no lo volviera hacer, pero ella, en otro arrebato, lo hizo
de nuevo.
domingo, 18 de septiembre de 2016
Testigo protegido
La pobreza de su familia le hizo jurar tener abundancia en
su mesa, y así lo hizo: Trabajó muy duro y se levantó desde las cuatro de la
mañana para trabajar arduamente. Le llegó la madrugada planificando y dedicó
los fines de semana a evaluar su propio desempeño.
Cuando la mirada de amor se cruzó por su camino, aprovechó la
oportunidad para incluirla en sus negocios y terminó volviéndola su empleada. Se
aprovechó de sus familiares y amigos, todo para tener la posición económica que
tanto deseaba.
Cuando el tiempo se lo permitió, se dedicó a dar charlas
motivacionales, invitando a las personas a trabajar para hacer dinero, y en su
afán, escribió libros que vendió con buenas ganancias.
No parpadeó cuando le ofrecieron un puesto en el gobierno, y
con sus grandes habilidades, generó ganancias para el presidente, y para su
propio bolsillo. Sentía que había rozado el cielo. Compró casas, carros y
motos, viajó y alquiló el amor. Levantó las manos al cielo y con una amplia sonrisa desafió a los
dioses.
Satisfecho, por fin se sentó unos minutos a beber mientras miraba el
horizonte plagado de rascacielos.
Hoy, será llevado a dar declaraciones a los tribunales. Si
bien le va, su condena será corta y saldrá de prisión a los ochenta años, de lo
contrario, le espera una condena severa, o tendrá que esperar en la esquina de
su celda, que en un motín, sus adversarios vengan por su cabeza.
domingo, 11 de septiembre de 2016
Madox
Entre risas y vino Eileen, Aldaír y Kendra hablaron de mil y
una cosas. Kendra y Aldaír se tomaron de la mano y Eileen se perdió por unos
segundos en sus manos. Le afectó, pero cambiando de tema, hizo una broma y
todos rieron. Kendra y Aldaír también rieron
y discretamente se soltaron las manos, sabiendo que algo no andaba bien. Vieron
a lo lejos al hijo de Eileen que jugaba con sus hijos, y asumieron que el padre
ausente tenía roto el corazón de su amena acompañante. Pero a Eileen no le
importaba el padre de su hijo, para nada, tampoco le importaba que Kendra y Aldaír se tomaran de
la mano. Eileen vio en la mano de Kendra un lunar similar al que ella tenía,
ese lunar que un día su amante, Madox, besó hacía muchos años atrás. Madox, el
hombre que la amo intensamente, el que un día le hizo versos y le besó sus
lunares y rodillas. Ese día, ella recordó a ese amante, Madox, su amante, que
ahora, muy probablemente, estaría muerto.
Solo queda observar
La noche estaba oscura, tan oscura que no se podía ver a la
persona que llevaba al frente. Sin embargo, ella sostenía firmemente la mano de
su hermano que la guiaba sigilosa, pero velozmente por la selva.
Corrían y al
menor ruido se agazapaban para esconderse. Corrieron toda la noche hasta llegar
a la frontera con México.
Sufrió angustiantemente por días hasta ver a sus hermanos y
madre que se reunieron con ellos. Papá nunca apareció.
Bajo un árbol improvisaron una choza y pasarían casi un año
comiendo lo que recolectaban en los alrededores. En los pocos momentos de
descanso recordaban con anhelo aquellos días donde a la luz del comal reían a
carcajadas de alguna tontería del día.
Pero eso había quedado en el pasado, ahora, solo sabían que
debían sobrevivir.
Pasarían casi treinta años para que aquella niña regresara a
su patria, huérfana, con cicatrices en su interior que aún dolían, motivada más
por la curiosidad y sentido de pertenecían que por otra cosa.
Ahora, ve a lo lejos esos montarrales que un día fueron su
hogar. Ahora, calla cuando escucha esos absurdos debates de “si hubo o no hubo
genocidio” ahora, solo queda observar, recordar y ver en sus hijos, la sonrisa
que ella un día perdió.
martes, 6 de septiembre de 2016
Todo su ser
Desesperado regresó a buscarla y abruptamente abrió su pecho.
Su corazón seguía ahí guardado, latiendo rítmicamente en paz junto al suyo.
Ella lo vio y con la más tierna sonrisa le preguntó ¿Lo quieres de vuelta? pero él entendió que era ahí donde su corazón debía estar. Así que, adentrándose
en su pecho, se acomodó dentro de ella y se quedó ahí para siempre.
Ahora, no solo su corazón le pertenecía a ella, sino, también, todo su
ser.
domingo, 4 de septiembre de 2016
Cada vez que le doy una vuelta sol
No lo busqué más. Lo había dejado ir. Pero hoy, en medio de ese denso bosque, cuando sentí que me estaba perdiendo de nuevo, levanté los ojos y fugaz vi su alma pasar por allí.
Y es que hoy sonreí, porque, cada vez que le doy una vuelta sol, me acerco más a usted. Pronto se despejarán las dudas y será usted mismo el que me reciba para contármelo todo.
Aún debo seguir caminando para poder entender su sabiduría. Aún tengo mucho que aprender.
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