domingo, 16 de diciembre de 2018

Sonrisas y obsequios


La vio cuando cruzaba la calle y se deslumbró por su belleza, pero más aún, se deslumbró por el auto en el que ella se conducía.

Procuró hablarle y luego procuró conquistarla, y ella, se dejó conquistar.

Vivieron mil aventuras y noches de pasión, ella le compraba grandes obsequios y él se dedicaba a sacarle una sonrisa.

Pasaron uno, dos, quince, veinte, cincuenta años, y él, seguía sacándole sonrisas, mientras ella pagaba los gastos del hogar.

Pero el ocaso llegó, y cuando ella murió se leyó su testamento: Toda su fortuna se la había dejado a su sobrino, sí, aquel borracho que malgastaba todo lo que se le atravesara a su paso. Sin explicaciones, sin excusas, sin argumentos, ahora, todo era para él.

El funeral fue ostentoso y fue enterrada con los de su sangre. Y él, se quedó solo y sin nada.

Ahora, en ese asilo de la caridad, al compás de un viejo reloj, mientras prepara su cama, él se pregunta si valió la pena cruzarse la calle.

La muerte de los amantes

Y al final, el odiante morirá odiando y los amantes morirán amando.

lunes, 12 de noviembre de 2018

Inmerso en el bosque

En una peculiar cafetería, que a su espalda tenía el bosque y a su rostro la ciudad, se encontraba un grupo de desconocidos tratando saciar su hambre. O al menos, eso intentaban hacer.

Al centro del lugar, como queriendo llamar la atención, un grupo de jóvenes estrenando libertad, elevaban la voz, y recitando todas aquellas palabras que un día les prohibieron en casa, se preocupaban por saber cómo transportarse el fin de semana al bar de moda para emborracharse.

A un lado, se encontraban unos ejecutivos que apurados, literalmente tragaban su comida. Hacían llamadas telefónicas y anotaban números en sus computadoras. Uno de ellos interrumpió su almuerzo por atender un negocio.

Del otro lado, unos oficinistas aceleraban los mordiscos para terminar su faena justo antes que el reloj marcara su hora de retorno al edificio contiguo. 

Y al fondo, estaba aquel hombre solitario. Se le notaba calmo y apacible; Inclinado hacia la ventana, comiendo despacio y sin apuros. Parecía que su mirada se perdía en el bosque, posiblemente, añorando estar inmerso en él, saboreando un café y respirando el aroma de su amada.

martes, 9 de octubre de 2018

Recuerdo y ausencia


Me enamoré e inmediatamente te soñé.

Te visualicé en mi mente y te deseé con todas mis fuerzas, hice lo imposible por verte correr y reír, pero el destino no quiso traerte a mí.

Te busqué en otros ojos, te busqué en otras sonrisas, te busqué en otras ilusiones, pero nunca te encontré.

Ahora, resignada a tu ausencia, con las lágrimas en lo más profundo de mi ser volví a hablar de ti, en otras historias, en otros momentos, en otras vidas, pero te volví a recordar.

Y es que una madre es madre, en todo momento, aunque nunca te tuve en mi vientre, aunque nunca te conocí, aunque nunca quisiste nacer.

Cama ajena


En esta soledad auto impuesta, de pronto, sin quererlo, te apareciste en mi mente. Si, justo como te recordaba: Sonriente, completamente demente, así, natural. Y por unos segundos mi mente me traicionó y regresé a aquella cama ajena que un día nos vio amarnos. Recordé tu olor, recordé tu piel, recordé tu amor. No, el olvido a veces no hace bien su trabajo.

jueves, 6 de septiembre de 2018

Noches sin sueño

No sé el porqué, pero no puedo dormir. Aunque estoy cansado no puedo dormir.

Y aunque siento los ojos pesados y el cuerpo vencido, con todo, no puedo dormir.

¿Estas ahí?
¿Te puedes sanar?
¿Me puedes sanar?
¿Puedes hacerme dormir?

lunes, 3 de septiembre de 2018

Gente mala


Había un país, donde las personas se dieron cuenta que los árboles daban oxígeno y la educación volvía culta a las personas. Y es que las personas cultas sembraban árboles, limpiaban sus ciudades, se conducían responsablemente, respetaban a su prójimo, no robaban y buscaban el bien común.

Era un país de gente buena.

Pero, por alguna razón, decidieron cortar los árboles y volver estúpidas las personas. Y cuando las personas se volvieron estúpidas arrasaron los bosques, ensuciaron las calles, fueron imprudentes para conducir sus vehículos, se volvieron egoístas, robaron y por consiguiente, destruyeron la sociedad y la naturaleza.

Y desde entonces, se dice que es el país de “gente mala”.

jueves, 16 de agosto de 2018

Psicodélica visión de un predador acosado por el silencio

Concentrado en el acecho de su presa, de pronto se vio flotando en un mar de circunstancias que le parpadeaban a su alrededor con destellantes colores que por un momento cegaron su enajenada alma.

Se tumbó sobre su pecho y éste rozó las estrellas que chispearon y su resplandor se hizo visible a millones de años luz de distancia.

Parpadeó deslumbrado, envuelto en el anhelo y las estrellas, pero su mente reaccionó hasta retornar a la presa que por un momento había dormido en su paladar, pero evidentemente al despertar, había huido. 

El silencio le abrazó y en sus brazos murió asfixiado por el deseo.

lunes, 30 de julio de 2018

Conjuro

Muriendo el séptimo, a punto de perecer, los demonios me arrastraban hacia el abismo.

Pero de pronto, esa mano femenina me arrancó de las huestes y de pronto me vi en el centro de aquella caverna, rodeado de más de cien almas que al unísono, me trasmitieron su poder.

Sentí el metal correr por mis venas y su poder pronto se convirtió en el mío. Entendí que los días seguirían siendo duros, pero también sabia que la calle era la verdad, iba a vencer por su poder.

Y aquí voy, con poder, tengo las fuerzas para soportar aquel conjuro.

jueves, 5 de julio de 2018

miércoles, 4 de julio de 2018

Janis

Lázaro se comprometió en llegar a la casa de su madre viuda todos los sábados. Cenaba con ella, escuchaba sus historias, dormía en el cuarto de huéspedes y al día siguiente, cercano al medio día del domingo, él regresaba a su casa para compartir con su familia.

Sin embargo, un inconveniente de trabajo, obligó a Lázaro a romper su rutina sabatina. Preocupado, encomendó a Janis, su hija de quince años, para que lo supliera en la visita de su madre; y para que no se fuera sola, le dijo que podía llevar a su hermano menor con ella. Les dio dinero para la abuela y se fue a trabajar.

Llegada la hora indicada, Janis preparó sus cosas, tomó a su hermano y emprendieron el viaje. Recorrieron muchos kilómetros y tuvieron que abordar dos buses, pero al final de cuentas, llegaron a la casa de la abuela, cuando el sol ya se había ocultado entre los techos de aquel viejo barrio.

Tocaron la puerta ilusionados por pasar una noche con su abuela, visualizando cómo podían ser aquellas historias que ella le contaba a su padre.

Lentamente se abrió una pequeña ventanita de aquella puerta de madera y la abuela asomó su rostro para ver quien era. Janis le contó cómo su padre no había podido llegar y el porqué ellos serían los representantes en aquella velada.

Sin embargo, la abuela molesta y con tono cortante, les dijo que espera a su padre y no a ellos. Y en abrupto movimiento, cerró la ventanita. Los niños lograron escuchar cómo la abuela aseguró la puerta y apagó las luces. Janis sabía perfectamente que esa puerta jamás se abriría para ellos.

El niño preguntó el porqué su abuela no los había dejado entrar a casa, pero Janis le dijo que probablemente, la abuela tenía cosas muy importas para hacer, así que le dijo que debían regresar a casa antes que la amigable noche se convirtiera en tenebrosa.

Tomaron el primer bus y los dejó en el área comercial de aquella ciudad, así que con el dinero que su padre les dio, Janis decidió invitar a su hermano a comer pizza con gaseosa y olvidarse de lo sucedido. 

Entonces, en el bullicio de la ciudad, en aquella zona comercial, a lo lejos, se podía ver a ese par de hermanos, comiendo y riendo, inventando historias infantiles, mientras el reloj llegaba al umbral de las nueve de la noche, de aquel sábado peculiar. 

Y Hoy, 36 años después, un hombre me contó una historia de cuando él tenía diez años, una historia de aventura, una historia de una abuela malvada, una hermana extraordinaria y un recuerdo inolvidable. 


jueves, 14 de junio de 2018

Utopía


No ha pasado mucho tiempo y ya extraño tenerlas a mi lado, indagando en la ilusión y la utopía mientras una guitarra canta a la distancia, llenando el ambiente y reconfortando al alma.

viernes, 1 de junio de 2018

El relojero. Parte IV

Estaba en una casa de empeño dentro de un barrio muy concurrido. En el mostrador se encontraba mi hija y tenía dos cajitas cilíndricas, y vi que en cada cajita había dos pequeños corazones de oro.

La primera cajita tenía dos pequeños corazones de oro, y a simple vista parecían dos pequeñas esferas. Sin embargo, al verlos detenidamente, se podía apreciar que esos pequeños corazones esféricos, tenían finos detalles. En la otra cajita, había otros dos pequeños corazones de oro, esta vez, los corazones eran lisos y planos, muy brillantes.

Al lado de mi hija estaba mi hijo hablando con el hombre de la tienda de empeño. Estaba a punto de vender el reloj que mi papá me había dado cuando él aún vivía. El hombre dijo que el reloj valía diez mil. Mi hijo me miró y yo le hice un gesto indicándole que estaba bien.

Salí y caminé a la trastienda de aquel lugar, y en una especie de bodega, llena de cajitas negras, estaba el relojero con una caja abierta viendo un sueño. Yo pude ver el sueño.

El relojero tenía esta vez un semblante triste, así que me acerqué a él y como siempre, volví a sentir esa paz y tranquilidad que aquel hombre me transmitía. “Vendí el reloj” le dije. Pero él, cerrando la cajita lentamente me dijo “Vendiendo el reloj obtiene dinero pero no tiempo, reparando el reloj tiene tiempo”.

Vi su rostro y quedé atónito. 

El relojero, era mi padre.

jueves, 31 de mayo de 2018

Transparencia

En un mundo donde las mujeres se pintan y los hombres mienten, no se puede exigir transparencia.

domingo, 27 de mayo de 2018

El relojero. Parte III

Me encontré en una plaza de comercio informal, y dentro de aquel bullicio, vi una vieja relojería que se encontraba al fondo.

Entré.

Toda la variedad de relojes que ahí se encontraban me cautivaron. Habían relojes de todos los tipos y todos los modelos. Antiguos y nuevos, relojes por todos lados. Y al fondo, en una mesa de madera atiborrada de cosas, se encontraba el relojero trabando pacientemente.

Me acerqué a él lentamente y sin pronunciar palabra me dediqué a ver qué hacía. Aunque para ser sincero, no entendía su menester.

El siguió trabajando sin importarle mi presencia, pero al pasar un tiempo dejó sus herramientas en la mesa, me miró, se sonrió y me preguntó ¿Ya reparó su reloj?

El relojero. Parte II

Estaba en un lujoso centro comercial viendo relojes a través de una vitrina, uno más hermoso que el anterior. Todos con finos acabados y hermosos detalles.

Pero en el reflejo de la vitrina vi que alguien estaba tras de mi. Volví a ver y ahí estaba el relojero que con esa sonrisa que lo caracterizaba y esa voz amigable me preguntó ¿Ya reparó su reloj?

El relojero. Parte I

En una vieja oficina me encontraba revisando documentos.

Las personas pasaban una a una, y yo les revisaba su documentación; Uno, otro y otro.

De pronto, alguien se paró a mi costado pero no tenía documentos.

Lo volví a ver y era un hombre entrado en años, delgado, bajo de estatura, con una gorra vieja y una gabacha que cubría su atuendo. Sus antojos se quedaban a la mitad de su nariz, y él, me miraba por encima de ellos.

¿Tiene sus documentos? Pregunté.

Pero él, sonrió, tomó aire y me preguntó ¿Ya reparó su reloj?

El sueño de un hombre enfrentando su destino


Regresé a la casa de mis padres y vi a mi papá sentado a la orilla de un muro que estaba a medio construir. 

El muro era como de tres metros de alto, y por una zanja pude ver que tenía otros tres metros de cimientos. Quise ver la longitud del muro, pero era extenso, muy extenso, de hecho, se perdía entre las montañas y jamás pude ver donde había iniciado la obra.

Quedé absorto al ver tremenda construcción, y no podía creer que mi padre lo hubiera construido sólo. Sin embargo, ahí estaba él, sentado, a la orilla del muro, bajo el sol. Descansando.

Me apresuré a dejar mi equipaje y aunque seguía impresionado le dije “deme tiempo a cambiarme de ropa y subiré a ayudarlo” pero él, viendo al horizonte me dijo “tómese su tiempo, porque ahora le toca seguir a usted sólo” Volví y ya nadie estaba sentado en el muro. Busqué por todos lados, pero mi papá ya no estaba ahí.

Me subí al muro y me senté a la orilla para buscarle, pero, viendo al horizonte, entendí mi destino.

miércoles, 16 de mayo de 2018

Morgue

Mientras iba bajando las gradas, el calor se fue quedando en los pisos superiores, y el frío se empezó a apoderar de todo el ambiente. Los pasillos eran sombríos y largos, con tenues  luces que apenas iluminaban el suelo que brillaba por la suciedad. Sintió que sus huesos se elaban mientras su cuerpo llegaba casi por inercia al final. Ahí estaba, del otro lado de la puerta, Gris, inherente, sin vida.

Mi vida

Todos me dicen que la vida sigue. Pero cómo les explico que para mí, tú eres mi vida.

Me desprecio

Te veo sufrir y no puedo hacer nada
Siento que te abandono y entonces me desprecio
Me doy asco y me reprocho con dureza
¡¿Por qué no puedo quitarte el dolor?!
¡¿Por qué no puedo ser yo quien sufra?!
Hoy no puedo reír
Hoy deseo con toda el alma robarme tu dolor
Si yo pudiera
Daría toda mi vida para llevarme tu tormento

lunes, 7 de mayo de 2018

Ridículo

Qué ridículos los fanáticos del futbol;También son ridículos los que les gustan los videojuegos y los que hacen cosplay, al igual que los que prefieren Macintoch. Ridículos los que prefieren X o Y religión, y ridículos los que quieren viajar. Ridículos los que tienen hijos y los que no quieren tenerlos. Ridículos los que tienen Facebook o los que tienen Instagram, los que les gusta el béisbol y los que hacen ejercicios. Ridículos aquí y ridículos allá. Ridículos los que critican y ridículos los que no lo hacen. Y al final de cuentas, qué ridículo es ridiculizar a los demás, cuando en el proceso, uno termina haciendo el ridículo.

viernes, 4 de mayo de 2018

Vencer

¿Por qué? cuando más peleo, siento que no te defiendo.

Me busco en la mente un punto para regresar, pero la búsqueda se queda en silencio.

No entiendo cómo no pude anticiparme, no comprendo cómo dejé que te alcanzara un tormento. 

Debía saberlo, debía presentirlo. Siento, por un momento, que te he fallado.

Así, que oculto en la sombra de la negra oscuridad, lloré amargamente. 

Maldije mi suerte y reproché a la vida. Y entre odio y llanto, me dormí en mi rencor.

Pero tu mano me buscó, te vi y sonreíste. 


Y entonces

esa sonrisa

me hizo entender.


Que mi propósito es estar hoy a tu lado, junto a ti, en este preciso momento. Contigo.

Debo pelear con todas mis fuerzas, debo defenderte hasta el final.

He encontrado en mi mente la espada que necesitaba.

No debía anticiparme, debía esperar para luchar, para vencer a tu tormento.

Ahora lo sé, lo presiento. Voy a luchar, voy a vencer por tu amor. 

No quiero

No quiero otra vida, no quiero regresar. 
No quiero el recuerdo ni quiero cambiar. 

No quiero momentos, no quiero pasados. 
No quiero un suspiros, ni quiero más llantos.

No quiero rendirme, no quiero soltarte. 
No quiero perderte, ni quiero dejarte.

jueves, 26 de abril de 2018

Siento

Hoy, precisamente hoy siento caer en un abismo de oscuridad
Hoy, precisamente hoy siento la muerte llamándome
Hoy, precisamente hoy siento miedo
Hoy, precisamente hoy siento una fuerza nacer en mi interior
Hoy, precisamente hoy siento que voy a luchar
Hoy, precisamente hoy siento que voy a vencer.

miércoles, 18 de abril de 2018

Haznos ese favor

Las horas pasan, las noches se hacen cortas, la espera es interminable, y yo, sigo deseando que tu magia se haga presente. Necesito que tus faldas giren y que tu hechizo rompa la maldición. Tú puedes hacerlo, haznos ese favor.

miércoles, 4 de abril de 2018

¿Qué libro está leyendo?

Una tras otra, se quedaban atrás las hojas de los libros que aquel solitario hombre leía en un rincón de ese estrecho ascensor.

Siempre estaba ahí, en su banquillo, fiel a sus libros. Con una sonrisa en el rostro o la mano sobre su mejilla, dependiendo cómo las letras de aquellos libros, lo envolvían en sus páginas.

Al entrar al elevador, tu obligación era hacer sólo una pregunta “Y ahora ¿Qué libro está leyendo?” y es que la verdad, daba gusto escuchar la sinopsis que aquel hombre daba de sus libros. Definitivamente, era un fanático a la lectura.

Hoy entré al ascensor y no estaba. Algunos dicen que murió, otros que simplemente desapareció. Pero yo estoy seguro que su deseo se hizo realidad, y un día, sin decirle a nadie, se fue navegando en las líneas de sus textos, hasta llegar al mundo de la literatura, donde gustoso, lo recorrerá por toda la eternidad.


Con respeto y admiración don Edwin.

lunes, 2 de abril de 2018

Finkel

Lo conocí por razones que no quiero recordar, pero ahí estaba frente a mi, como auxiliar de cátedra. 
Yo, un novato en la enseñanza superior. Él, que había comenzado su experiencia cuando yo apenas empezaba a caminar. 
Sin embargo me sonrió, me saludó y me dijo "seguro nos llevaremos bien" y vaya que así fue.

Evidentemente no fue mi auxiliar, yo me convertí en el suyo, pero ¿cómo no serlo? a su lado aprendí muchas cosas de los temas que teníamos en común y un día al azar, dije algo que a él le gustó "debieras escribir lo que piensas, en tus momentos de soledad, porque solamente en soledad se puede pensar" reímos por el juego de palabras pero, obedeciendo a tan amable mandato, nació un espacio para mis propios pensamientos.

Con el tiempo, me enteré de su experiencia en el área comercial, de sus estudios y sobre todo, me enteré, por cuenta propia, de su humildad y conocimiento.

No fue sorpresa cuando me enteré que era el decano de aquella joven facultad, y tampoco pasó mucho tiempo para que me invitara a formar parte de aquel excelente equipo de trabajo que hasta la fecha, aún recuerdo con alegría.

Su ímpetu fue sobresaliente, y sus reflexiones envidiables. Frenético, entusiasta, dadivoso, inteligente, pero por sobre todas las cosas, humano, muy humano.

Me descuidé y ya no estaba ahí, había salido a encontrarse con su propio destino. Platicamos a la distancia, y me enteré de sus proyectos, de sus charlas, de su visión. La verdad, un tipo incansable.

Pero como era de esperarse, tantas ocupaciones y tanto talento no pasaron en vano, ese carisma y esa inteligencia no vendrían gratis, y con el tiempo, tocó que pagar la factura. Así que, un día, en profunda meditación, dejó este mundo para dialogar con los grandes en la otra dimensión.

¿Cuales fueron sus últimos pensamientos Finkel, a dónde visualizó su camino doctor? 



Mi eterno agradecimiento Dr. Meir Finkel. Usted me enseñó a compartir el producto de mis pensamientos. Este blog es su legado.

miércoles, 21 de marzo de 2018

Bienvenida

El día había iniciado gris y el frío de la noche ya se mezclaba con el calor del día y el humo negro de los vehículos que, en macabra procesión, llevaban a sus ocupantes a celdas de concreto donde ayudarían a construir la destrucción de la vida venidera.

Sin embargo, el loco se suspendió en el aire y escapó al lado contrario del sinsentido y la sin razón. Subió por el cerro hasta que el caos se quedó cubierto por la nube gris, que mientras ascendía, logró ver a la distancia.

Cuando llegó al lugar que lo vio nacer, el sol ya estaba brillando, y el cielo azul le dio la bienvenida. Corrió a los brazos de su gitana y juraron romper sus cadenas y fundirse en el conocimiento del sol y las estrellas.

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Puñado de letras

Y ahí estaba, sentado a la puerta de aquel taller mecánico. Solo, alejado del mundo, inmerso en las páginas de ese libro de pasta sucia por la grasa de sus manos.

De pronto, lo vi levantar los ojos a la nada, sonreír con satisfacción para acomodarse en su asiento improvisado y volver a introducirse en el mundo que en ese momento, él estaba viviendo.

Y es que, en ocasiones, el mayor placer se encuentra en un puñado de letras que nos hacen imaginar.

martes, 30 de enero de 2018

Una cajetilla de cigarros

Fue un cuatro de febrero de 1976 cuando la tierra tembló.

Muchos edificios y casas se derrumbaron; gente gritando y corriendo, muchos perdieron la vida, otros se quedaron sin hogar. La desgracia había llegado.

Y entre la muerte y la destrucción estaba ese hombre, con una motocicleta y una venta completa de cigarrillos. Pensó en quedarse a llorar, pensó en vagar por las calles destruidas, pero luego, pensó en salir a vender.

Se vistió como siempre, arrancó la motocicleta y después de esperar unos minutos, emprendió la marcha.

Circuló un par de metros hasta que una persona lo paró “Dame una cajetilla de cigarros” luego llegó otra persona, luego diez, luego veinte. Y así, en pocos minutos, se vendieron todos los cigarros.

Y es que entre la desgracia, las personas sólo querían sentarse, meditar ¿y por qué no? Fumarse algo para pasar el rato.

Pasaron cuarenta y dos años y el pueblo se recuperó; pero aquel vendedor de cigarros, ahora con la cabeza blanca, recordó cómo, de alguna manera, ayudó, sin querer, a soportar la pena de muchas personas con una cajetilla de cigarrillos.

martes, 23 de enero de 2018

Está bien para mí

Viendo arder la llama volví a sentir esa sensación extraña en mi corazón.

Esa sensación de placer que no desaparece.

Ese regalo sólo para mí.

Si, está bien, está bien para mí.

Putrefacto

La bestia se lanzó hacia mi intempestivamente. 
Quise esquivarla pero no pude. En un segundo esta por encima de mí.
Traté de luchar, pero no pasó mucho tiempo para darme cuenta que estaba inmovilizado.
Y mientras sentía su aliento putrefacto y sus babas cayendo sobre mi rostro, sólo pude cerrar los ojos y crujir los dientes esperando que esa bestia de un mordisco arrancara parte de mi rostro.

Mi mente quedó en blanco y mi cuerpo inerte. 
Solté la respiración y en indescriptible aflicción abrí los ojos al darme cuenta que seguía con vida.
Vi hacia todos lados y no había nadie en la habitación más que yo.
Me senté en la cama y traté de controlarme hasta que mi respiración quedó estable.

Me sequé el sudor de mi frente y me levanté para lavarme el rostro.
Me vi al espejo y agradecí estar vivo.
Me cambié y me fui a donde debía ir, sabiendo perfectamente que al llegar, volvería a sentir ese aliento putrefacto.

Pensamientos

Pensando pensé que debía pensar. 
Pensé pensamientos que pensaron quedarse, y pensamientos que pensaron por cuenta propia.
Seguí pensando paciente hasta dejar de pensar.
Pero otro pensar me trajo pensamientos que pensaron ya no dejar de pensar.

lunes, 15 de enero de 2018

Querré amarte

Me gustó tu rostro; Me gustó tu sonrisa, tu mirada, tu forma de ser. Me gustó abrazarte y me gustó besarte. Me gustó estar contigo y entonces te quise.

Quise verte a diario; Quise platicar contigo, reír y llorar contigo. Quise verte al anochecer y amanecer a tu lado, quise vivir contigo y entonces te amé.

Amé que me amaras; Amé a nuestros hijos, nuestro hogar. Amé reconciliarnos y amé nuestros planes. Amé amarte y entonces, gustoso querré amarte cuando brillando, recorramos el firmamento. 

miércoles, 10 de enero de 2018

Legión

La lluvia caía en tediosa armonía cuando un relámpago irrumpió con fuerza. Las campanas sonaron y fue cuando de la penumbra aparecieron mis cuatro padres que aterrorizaron al mundo. 

Se creyó que eran los jinetes del Apocalipsis, pero no era posible, tanta maldad jamás se había visto en el mundo.
Y fue ahí, justo en ese momento, cuando nací bañado en sangre escurriéndose por mi rostro. La profecía se había cumplido.
Me volví fuerte y levantando mi espada mostré la verdad, pero los hijos del poder enfurecieron y me condenaron a muerte.

Grité y luché con mis fuertes palabras, les señalé con el dedo y me burlé de ellos. Hice que se defecaran encima, y que temieran con solo escucharme.
Un brujo y su mujer, vestidos de blanco, trataron de condenarme, y luego crearon a una copia barata de mí. Trataron de engañar a los que me seguían, pero no pudieron, porque estaban conmigo, eran míos.
Me oculté por un tiempo sólo para jugar con ellos, y me burlé en secreto cuando escuché sus alabanzas pensando que me habían vencido. Pero con fuerza y brutalidad regresé destapando sus mentiras. Con golpes y truenos, estallidos y descargas destrocé sus credos.

Les escupí el rostro y me senté en mi trono. Les mostré la brujería y al asesino, los masacré con violencia y quemé sus iglesias. Crují los dientes mientras las llamas del infierno llegaron a lo más alto y luego les vomité. 

Lancé a mis huestes y a mis hijos; Uno naciente del anterior. Ni mis mercenarios pudieron contar cuántos éramos, porque nos volvimos muchos, nos volvimos una legión, saluden a la legión.

Los hice pedazos y refugiados en sus mentiras claman a la nada esperando vencerme, pero nunca han podido, llevo cuarenta y siete años de lucha, y me quedan seiscientos diez y nueve.

Porque soy el trueno, soy la campana, soy el infierno. Soy de fuego, soy de metal, soy el que vino para destruir y matarlos a todos.

martes, 2 de enero de 2018

Llamado

Sentí el viento en mi rostro e inevitablemente cerré los ojos y me concentré para escucharlas.

Y ahí estaban, esas voces, graves y dulces, mezcladas con el viento.

Me estaban llamando, dijeron mi nombre, me invitaron a descubrirlas.

Y yo entendí, les haré caso, muy pronto me iré.

lunes, 1 de enero de 2018

Lo que más siento

Siento mucho no ser divertido. Siento no poder bailar; siento no poder pasar el límite de alcohol que me lleve a la alegría, siento ser el aguafiestas, siento no poder dejarme llevar por el momento.

Siento pensar demasiado, y buscar el “por qué” a las cosas. Siento analizar más y disfrutar menos. Siento no ser el alegre que se supone que debiera ser, siento no llenar tus expectativas.

Siento haberme cruzado por tu camino, y siento no haberme alejado cuando debía. Siento ser calculador y siento que no tengo remedio. 

Siento haber nacido así, siento ser como soy. Pero lo que más siento, es que siento que no voy a cambiar.