martes, 9 de octubre de 2018

Cama ajena


En esta soledad auto impuesta, de pronto, sin quererlo, te apareciste en mi mente. Si, justo como te recordaba: Sonriente, completamente demente, así, natural. Y por unos segundos mi mente me traicionó y regresé a aquella cama ajena que un día nos vio amarnos. Recordé tu olor, recordé tu piel, recordé tu amor. No, el olvido a veces no hace bien su trabajo.

No hay comentarios: