martes, 29 de marzo de 2016

El mundo ya no necesita dinero

La noticia atormentó la tarde: Un hospital se negó a atender a un menor y éste muere en los brazos de su madre en plena calle.

Y es que inmersos por tener el último teléfono, un auto mejor que el del vecino o tener a los hijos en un colegio de "renombre" se nos va cayendo en pedazos la humanidad y queda regada en la calle siendo desquebrajada por la muerte que a carcajadas lanza su guadaña a diestra y siniestra alcanzando al que esté desprevenido.

Este mundo ya no necesita dinero, este mundo necesita amor.

viernes, 25 de marzo de 2016

Por tu luz

Fuerte.
Entraste en mi vida sin pedir permiso.
Sola.
Sin compañía.
De golpe.
Sin piedad, con fe.
No pude evitarlo.
No quería evitarlo.
Sabía que no debía dejarte entrar pero lo permití.
No quería que iluminaras mi interior, lo iluminaste.
Rogando, ahora me tienes inmerso en esa luz divina que no creo merecer.
El escuchar tu voz alimenta mi luz interior.
Y tu aliento me hace desear robarme una gota de luz.
Así, de pequeños sorbos estaré vivo.

Vivir por ti, por tu luz.

jueves, 3 de marzo de 2016

No ser lo que se supone no se debe ser

Es una avalancha que se te viene encima sin poder evitar librarte.

Buscas desesperadamente ver a un costado y al otro pero no hay escapatoria.

De pronto te golpea con fuerza y quedas atrapado en esa sofocante aflicción.

Yo no lo busqué, yo no lo pedí. Simplemente me escogió y cuando desea, toca a mi puerta y toma todo mi cuerpo.

No, no se puede escapar del tormento. Al menos, no por ahora.

La desesperación me hace agitarme con fuerza tratando de escapar. Sudo porque sé que no debo sucumbir pero debo reconocerlo: a veces se descansa al sucumbir.  De tanto luchar me quedo quieto, casi inmóvil esperando a la muerte que se perfectamente no llegará en este momento. Veo mis manos con tristeza.

En ese estado de silencio donde llego a sentir la sangre correr por mis venas concibo una terrible idea y deseoso de tener paz, busco una voz que me acompañe.

Espero.

De pronto y a lo lejos escucho la  voz que me responde y está dispuesta a acompañarme. He soltado una sonrisa.

Esa voz que no puedo oír, pero que interpreto me entiende  y trata de ayudarme. 

Por unos minutos tengo paz. 

Me siento bien. 

Soy feliz.

De pronto, reacciono y en abrupto despertar dejo de escuchar la voz.

Regreso al primer instante y viendo el amanecer espero no ser lo que se supone no se debe ser. Me incorporo  poco a poco y con dificultad le planto cara a la mañana. Mi mente va teniendo la paz que buscaba. Sé que la pasaré bien, pero sé que tendré tormentos futuros. 

Y aunque sé que puedo acudir a esa voz, me vuelvo a convencer que no debo ser lo que se supone que no debo ser.