La noticia atormentó la tarde: Un hospital se negó a atender a un menor y éste muere en los brazos de su madre en plena calle.
Y es que inmersos por tener el último teléfono, un auto mejor que el del vecino o tener a los hijos en un colegio de "renombre" se nos va cayendo en pedazos la humanidad y queda regada en la calle siendo desquebrajada por la muerte que a carcajadas lanza su guadaña a diestra y siniestra alcanzando al que esté desprevenido.
Este mundo ya no necesita dinero, este mundo necesita amor.
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