domingo, 11 de diciembre de 2011

El callejón de las almas atormentadas

Yo no conocía este callejón hasta que vine a vivir a él. Es bonito.
Las casas son pequeñas pero acogedoras, son casas frías que se calientan solo con la presencia de sus habitantes. Tiene amplios jardines al frente y cuando los vecinos salen a darles mantenimiento se saludan con cortesía y una sonrisa amistosa que te hace sentir bien.

A mi lado vive don Juan; un jubilado que decidió esconderse de sus hijos malvados que quieren quitarle el poco dinero que hizo en su juventud. Más al fondo vive una familia muy dulce que quiere olvidar el atentado que su hija sufrió y que casi le cuesta la vida.  En la casa cinco esta una señora solitaria que nunca he llegado a conocer bien, solo que todos los sale a trabajar en su auto compacto pero muy bien cuidado.  Ella ha decidido no hablar de si misma y se empeña en ser cortez sin llegar a intimar con sus vecinos; todos hemos respetado eso.
En la última casa vive una pareja extraña, con autos lujosos y demasiada amabilidad para su apariencia que te da a entender que son de orígenes humildes. Y la pareja de la casa más bonita cuida con esmero el jardín deseando olvidar el asesinato de su único hijo hace un tiempo atrás.

Yo viene hace poco y me siento como en familia.  Se que ya no me iré porque también necesitaba escapar, y es que en este callejón vienen las almas atormentadas que necesitan olvidar.