Nos vimos y nuestros corazones se sincronizaron para palpitar al unísono.
Nuestras risas se fusionaron y nuestras almas hicieron el
amor en un arcoíris de estrellas y nubes.
Tú eras un regalo directo de los dioses para mi deleite. Y el
exhalar de tu respiración hacía que mi vida tuviera un sentido.
Con solo escuchar tu voz se derretían mis oídos y mi pasión
ardía de deseo con solo verte frente a mí.
Pero jamás te he besado.
Eres tan distante, como un sueño que ni en mil noches podré
alcanzar.
Y si un día me hablas, cortante me alejaré de tu lado.
Sufriendo, llorando.
Y es que así debe ser nuestro amor; Oculto, distante,
incógnito, efímero, irreal, ilógico.
Porque así se ha escrito.
Si nunca estás… Nunca te irás.