martes, 6 de septiembre de 2016

Todo su ser

Desesperado regresó a buscarla y abruptamente abrió su pecho. Su corazón seguía ahí guardado, latiendo rítmicamente en paz junto al suyo.

Ella lo vio y con la más tierna sonrisa le preguntó ¿Lo quieres de vuelta? pero él entendió que era ahí donde su corazón debía estar. Así que, adentrándose en su pecho, se acomodó dentro de ella y se quedó ahí para siempre.

Ahora, no solo su corazón le pertenecía a ella, sino, también, todo su ser.

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