domingo, 17 de septiembre de 2017

Cuando el pueblo olvide

Y mientras los manifestantes gritaban y golpeaban la puerta, él, cansado de esperar en su hacinamiento improvisado, pensó.

Recordó su época de joven idealista, con sueños y esperanzas, ese momento en el que vio a su pueblo sufrir, ese momento en el que decidió defenderlos.

Recordó cómo él también se pronunció en su juventud, y cómo exigió transparencia a los líderes de la Nación. Recordó aquella época de genuino interés humano.

Vino a su mente el momento en el que se le acercó aquella persona que lo instruiría en la política nacional, y como logró ascender en la sociedad.

Retomó aquellas primeras elecciones que lo colocarían como concejal, y recordó cómo un día, alguien le regaló dinero por no decir una verdad.

Sonrió recordando cómo guardó aquel dinero y que con temor, lo fue gastando de a pocos. También recordó cómo vino una dieta, otro bono, un regalo, un negocio, una licitación, un soborno.

Se recordó el día que ganó las elecciones para congresista, y cómo la gente de su pueblo, sus allegados y amigos le felicitaron y le pidieron que gestara leyes que ayudaran a salir adelante a la comunidad que él iba a representar.

Pero pronto se olvidó de toda su gente y de sus promesas, poco a poco los vendió y los traicionó, conoció nuevos amigos con los que negoció, con los que tranzó, con los que se enriqueció. Ahora, era la persona que en algún momento, él odió ser.

Y en ese momento, se arrepintió.

Tomó la decisión de hacer lo correcto, de presentar su renuncia, de dejar esa vida de corrupción y de engaños, pensó que por primera vez en su vida, les daría un buen ejemplo a sus nietos.

De pronto, sus pensamientos se interrumpieron por el golpe de la policía que con fuerza entró al lugar, los organizaron en grupos y rápidamente los subieron a unos buses para librarlos de los manifestantes.

Él corrió y empujando a las mujeres subió a refugiarse en el bus, y cuando se sintió seguro, decidió mandar su arrepentimiento a la mierda, y mientras la comitiva avanzaba, logró sacar el rostro para burlarse e insultar a los que reprochaban su gestión.

Porque imaginó que a los pocos meses, cuando el pueblo olvide, él, y sus cómplices, pronto podrían postularse nuevamente, y así, llevarse más dinero a sus enviciados bolsillos.

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