La soledad y la miseria atormentaban su existencia.
Su pasado le sumergía en el rencor y su presente le ahondaba en la envidia.
Su desgracia era tan grande que le había secado las lágrimas.
Los fines de semana eran oscuros y silenciosos.
Y ansiaba llegar al trabajo solo para borrar la sonrisa de los que lo rodeaban.
No gozaba con ello, pero el rechazo de las personas le hacían compañía.
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