Son las tres de la mañana
y como me suele suceder el apacible sueño de pronto es interrumpido por mil
ideas que poco a poco empiezan a inundar mi mente hasta que ya no pueden sostenerse más y me despiertan.
Esa hermosa paz del
sueño profundo se va desvaneciendo y de pronto me veo en la oscura noche pensando con los ojos bien abiertos.
Doy vueltas en la cama
y el frío y el calor intensifican el inminente despertar. Ya no hay marcha
atrás. Ya estoy despierto.
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