domingo, 8 de mayo de 2016

El cazador

Se despertó por un pequeño sonido que escuchó a la distancia, parecía como si una rama se hubiera roto y después un profundo silencio. Los animales no actúan así.
Muy despacio tomó su lanza y se aferró a ella mientras trataba de abrir lo más que podía sus ojos para poder ver en la oscuridad.

Tenía el panorama cubierto frente a él, pero su espalda y todo lo que ahí sucediera era un misterio. Trató de desarrollar su sentido del oído y confiar en él mientras seguía tratando ver en el horizonte a su posible agresor.

Cuando escuchó una hoja crujir levente sabía que el ataque era inminente. Como era de esperarse, venía por su espalda. ¿Era uno, eran diez, los atrajo el fuego de horas atrás, o simplemente el destino los había reunido en aquella parte lejana del bosque?

Empuñó fuerte su lanza y con sudor en la frente esperó a que el sonido fuera más cercano. Cerró los ojos y pudo escuchar partirse el viento con lo que pudo imaginar era un hacha que venía hacia él.

Sin pensarlo dos veces levanto con fuerza su lanza, más o menos a la distancia de su propia cabeza, mientras dando una vuelta se lanzó hacia atrás. Sintió que su lanza se había clavado en algo y al rodar su cuerpo topó con un par de pies que temblaban. El golpe había sido certero, le había clavado su lanza en la quijada y le había atravesado la cabeza.

Sabía que era sangre la que lo salpicaba, aunque por la noche no pudo verla. Siguió rodando hacia atrás hasta topar su espalda a un árbol. Vio hacia todos lados para buscar nuevos agresores, pero no había ninguno.

Se acercó al cadáver para recuperar su lanza y pudo darse cuenta que había asesinado a un espía de B'alaj Chan K'awiil. Quitó su calzado, su hacha y unas cintas de cuero. Colocó una piedra en el pie y clavó una rama en la misma posición donde él le había clavado su lanza. Reordenó las hojas del lugar, ocultó el fuego y se fue.
                
Cambió el rumbo y aunque se tardó más, al fin llegó a Petexbatún. En la plaza de Dos Pilas escuchó la historia del espía de B'alaj Chan K'awiil que después de violentar y matar a Atziri se escondió en el bosque y tropezando con una piedra encontró su muerte. La gente hablaba de la intervención de Yum Cimil y él, observando de lejos, únicamente agradeció estar aún con vida.

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