Llegó
a su casa defraudado y caris bajo. Su esposa le preguntó qué
sucedía y él estalló en llanto confesándole que había perdido su empleo. Ella
lo abandonó.
Sin
trabajo, sin esposa y con cuatro hijos que alimentar se adentró a conseguir
dinero a toda costa. Vendió libros, ollas, ropa, perfumes y bisutería.
Con
alegría vio progresar a cada uno de sus hijos hasta que emprendieron el vuelo y
él quedó solo de nuevo.
Despertó
en la emergencia del hospital y preguntó por la papelería de los seguros que
estaba vendiendo. Pero pronto eso quedó en segundo plano cuando le dieron la
noticia que debía ser operado de ese tumor que tenía en el cerebro.
Gastó
todo lo que tenía en tratamientos, pero aun así no conseguía completar los
costos de la operación. Pronto se quedaría en la ruina.
De
la caridad consiguió unos paquetes de galletas y a pesar del hambre salió a
venderlas a la calle. Nadie le compraría.
Pasó
a una gasolinera y pidió agua y se peinó para lucir mejor y vender sus galletas. Pasaría varios años en ese lugar
vendiendo galletas.
Un
día, me percaté que no estaba en su lugar, hacía falta que se acercara a mi
vehículo sonriente a vender sus galletas. Pregunté a los despachadores, pero tenían
meses de no saber nada de él.
Hoy,
estas líneas son para usted don Galleta. Espero que sus penas hayan terminado.
1 comentario:
😢😭Esperemos que don galleta este bien!! Saludos voo siempre lo leo
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