lunes, 27 de junio de 2016

Carmenere

Justo dentro de mi había una pena que jugueteaba con mis sentimientos, quitándome la paz que desde hacía unos tres meses habitaba en mi interior.

Inquieto y confundido deje caer la pena para ver cómo se ahogaba dentro de ese rojo oscuro que elegante se mecía dentro de esa copa de cristal.

El aroma de cerezas y especias me indicó que la pena estaba muriendo y de a pocos sorbos viendo al horizonte la pena murió entre frutas rojas.

Ahora, la paz recorría nuevamente mi interior y a la distancia se podían sentir los aires de Peumo. 

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