Justo dentro de mi
había una pena que jugueteaba con mis sentimientos, quitándome la paz que desde
hacía unos tres meses habitaba en mi interior.
Inquieto y confundido deje
caer la pena para ver cómo se ahogaba dentro de ese rojo oscuro que elegante se
mecía dentro de esa copa de cristal.
El aroma de cerezas y especias me indicó que
la pena estaba muriendo y de a pocos sorbos viendo al horizonte la pena murió entre frutas rojas.
Ahora, la paz recorría nuevamente mi interior y a la distancia se podían sentir los aires de Peumo.
Ahora, la paz recorría nuevamente mi interior y a la distancia se podían sentir los aires de Peumo.
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