Te dediqué mis mejores canciones, esperando que el
sentimiento dentro de ellas llenara tu corazón. Pero la música se escurrió en
tus oídos y jamás la entendiste. Al final de cuentas, las estrofas me
regresaron desnudas y desoladas. Tuve que volverlas a escuchar a oscuras para que
volvieran a tener sentido. Ahora son
mías, ahora no las suelto más.
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