domingo, 1 de enero de 2017

Aprender el arte del vino

El loco un día decidió aprender el arte del vino, así que acudió a un experto catador para que le enseñara.  

El experto les hablo a los alumnos de las regiones vinícolas, las mejores uvas, los nombres y cómo tomar vino. El experto dejó tareas.

El loco realizó cada una de las tareas que el experto dejó, a pesar que sus compañeros le animaban a no hacerlas –Él no te evaluará de eso, ya lo verás- Pero, el loco insistió en practicar el arte del vino. Al llegar con dudas y comentarios a la siguiente clase, el experto no le escuchaba, y prefería conversar con los estudiantes que, a su criterio, le eran más agraciados que aquel loco.

El experto evaluó a los alumnos, pero no de las prácticas encomendadas, al contrario, se centró, únicamente, en requerir a los alumnos que repitieran de memoria los nombres de las regiones que él había impartido en clases. Los alumnos, sin que el experto lo notara, sacaron sus copias, y listaron lo que en el cuestionario se les pedía. El loco, se sintió defraudado del experto, sin embargo, no quiso sacar sus copias, y contestó el cuestionario, según lo que él creía que había aprendido de sus prácticas.

Al finalizar el curso, el loco tuvo una menor nota que la mayoría de sus compañeros, que con sonrisas, le recordaron sus consejos.

Unos años después, mientras el loco disfrutaba de un buen vino tinto, recordó y agradeció las lecciones aprendidas en aquella oportunidad: Ser experto no te hace maestro, y, el que desea dominar una disciplina, debe estudiarla y practicar sin importarle una nota.

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