jueves, 27 de noviembre de 2014

Y no pudo ser

Se conocían desde muy pequeños en las amenas reuniones que sus madres regularmente tenían el jueves por la tarde. Jugaron a las escondidas y adivinanzas mientras comían galletas; Vieron caer el sol una tarde y en una ocasión se quedaron dormidos mientras hablaban. Ella aún recuerda el momento cuando de adolescentes se quedaron viendo fijamente sin palabras y sin saber qué hacer.  Y aunque  su pareja actual es fenomenal, ella no logra olvidar a su compañero de juegos del que nunca logró probar su amor.

Le conoció virtualmente y se hicieron buenos amigos. Cuando ella terminó con su pareja él la consoló a la distancia y sus consejos le ayudaron a seguir adelante. El destino les permitió reunirse el día que ella viajó a su país y su conexión personal superó por mucho a la virtual. Ese día hicieron el amor con pasión y ella gritó mientras abrazados, su sudor se mezclaba. A la mañana siguiente mientras ella se vestía esperando la invitación a no irse escuchó su voz entre dormitada preguntar ¿algún día te volveré a ver? y ella le susurró al oído “más pronto de lo que te esperas” sin embargo estaba segura que eso jamás llegaría a pasar.

Se besaron por última vez y prometieron no olvidarse. Ella abordó el avión y el retornó a casa y mientras jugaba con su pequeña hija soltó una  lágrima, su esposa le besó la frente y se fueron a dormir. Ambos lloraron. Ella salió al parque y mientras su esposo jugaba con sus hijos ella lanzó un beso al viento que él recibió ese mismo día cuando veía a su hija graduarse de secundaria.

Llegó corriendo y dando pequeños saltos. Él logró ver a lo lejos como su falda colegial dejaba ver sus piernas adornadas por unas calcetas blancas con zapatillas negras.  Le abrazó con fuerza y su pequeña cintura quedó cubierta por sus portentosos brazos. A la fecha no ha habido un beso tan apasionado como el que se dieron ese día. Ocultos tras la esquina, la pared sin repellar fue testigo de su pasión. Se despidió coquetamente satisfecha de haber sacado una sonrisa en su rudo rostro y mientras corría del lugar le mostraba la portada de la tesis que él hoy debía presentar. Él se fue entusiasmado de aquella esquina sin saber que por reprimenda materna ella jamás volvería a verle.

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