Ante mis ojos una cara bonita y pensé que si, era bonita,
más no sexy. A los pocos segundos pensé que seguía siendo bonita, pero al mismo
tiempo mística. Entonces, si es bonita y mística eso la hacía interesante, y si
es interesante, llama la atención.
Cuando observaba me di cuenta que llamaba la atención y eso hace trabajar la
mente deseando entender el poder que esa cara bonita en particular tenía para llamar la atención, por
consiguiente ese rostro evocaba poder y, cuando la mente trabaja deseando
encontrar el enigma de ese poder, entonces se vuelve sexy. En definitiva si es interesante y se hace
objeto de deseo se vuelve sexy. Y no hay nada mejor que una mujer sexy por lo
interesante que es.
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