Me desperté muy temprano por la mañana para ir a trabajar. Le di un beso a mi esposa, coloqué la calefacción, un buen disco de Rock y me aventuré a la ruta.
No faltó mucho para darme cuenta que un sujeto bocinó tan fuerte que era evidente que se sentía molesto o presionado. Otro, por la forma de hacer cambio de luces pretendía que los demás vehículos desaparecieran. La gente gritaba e insultaba, los carros se dejaban ir unos contra otros en completa afrenta y desesperación, bocinas, humo, caos en las mentes.
Vi la hora y pensé que en mi país muy pocas empresas empieza operaciones a las cinco de la mañana, por lo que, la mayoría estábamos en la ruta con la única misión de llegar temprano y con tiempo a nuestro lugar de trabajo.
Sabiendo que en lo personal llego una hora antes decidí hacer un experimento: como pude logré llegar al carril donde circulan los buses y escogí tomar ese carril haciendo las continuas paradas que ellos hacen, tenía tiempo y no quería que la histeria colectiva me alcanzara este día. Por otra parte, me daría la oportunidad de escoger vehículos al asar y seguir sus rutas para ver a los lugares que iban, si, me estaba divirtiendo en la ruta.
Durante todo el recorrido y con todo el tiempo del mundo pude observar que los vehículos histéricos iban, uno a uno entrando en empresas con las luces apagadas; mi corazonada era cierta, el único objetivo era llegar temprano, encontrar el mejor estacionamiento o ser el primero en marcar tarjeta.
Sin darme cuenta tocó mi turno de cruzar hacia mi lugar de trabajo y cuando me estacioné me pude dar cuenta que hice casi el mismo tiempo que si me hubiera venido pelando en toda la ruta. Con una diferencia: yo venía sonriendo mientras los otros estaban tratando de calmar su estrés.
La presión social nos obliga a competir por todo y desde niños nos enseñan que "debemos ser los primeros" no importando si esa competencia tiene o no un sentido.
Ser el primero en la ruta es imposible, siempre habrá alguien delante de ti. No dejar pasar a alguien o rebasarla de forma violenta no te hace mejor, si no más ignorante. Tratar de ser el mejor es excelente, hay que luchar por eso, pero pienso que con calma y sobriedad se pueden alcanzar lo que queremos sin necesidad de atormentarse y sin dejar salir a nuestro ser más primitivo.
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