Hoy he vuelto a pensar ¿eres arrogante cuando afirmas que tus fotos son las mejores por el simple hecho que tu las tomaste? y ¿eres hipócrita cuando ves una buena foto tomada por otro fotógrafo y te da envidia?
Porque si amas tu trabajo fotográfico, lo aprecias y te tomas el tiempo para robarle a Dios un instante de la vida ¿acaso no aprecias ese momento que ahora es tuyo? El afirmar que tus fotos son las mejores porque tu las tomaste no es arrogancia, es una afirmación que indica que aprecias tu trabajo, que aceptas que de allá arriba te permitieron quedarte con ese instante. En realidad no es un robo, sino un regalo que sabes que se te ha cedido a únicamente ti . Nadie, nadie, tendrá ese momento. Haz jugado a ser dios con humildad y tienes un momento. Tus ojos vieron algo que sabes que podía ser tuyo; Por lo tanto, debes apreciarlo, atesorarlo, y es que ahora tienes una misión: mostrarla a quien lo aprecie. Has tomado un momento para mostrarlo, para compartirlo con la sencillez y que el espectador al verlo pueda reflexionar. Se que alguien lo hace, en algún momento de su vida, si, medita al ver tu foto. Tus fotos son las mejores: porque tu las has tomado.
Sin embargo, el tomar fotos solo para alardear de ello si es un robo, Dios no te las ha regalado: le has robado a la naturaleza, le has robado a Gaia algo que no es tuyo, no te pertenece. Por eso el hipócrita se roba las fotos sin pedir permiso, solo piensa en como esa instantánea le hará destacar. El hipócrita no ama su foto, ama la fama, por eso siente envidia cuando ve la imagen de otro fotógrafo. Él quiere ser el único, no le interesa la foto, el momento, él quiere fama.
Si capturas el regalo de los dioses con respeto y admiración, entonces tus fotos son las mejores, eres un buen fotógrafo. Por consiguiente apreciarás el arte de otro, sabrás apreciar el momento y agradecerás a la vida que le permitiera a otra persona tener el regalo que tu has capturado en una oportunidad. Por otro lado, el hipócrita, el mal fotógrafo seguirá envidiando, queriendo superar a los demás y cuando sienta, la única imagen que tendrá es la de su propia decepción.
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