domingo, 16 de julio de 2017

Agonizante julio

Acostado, escuchó cómo poco a poco la lluvia anunciaba su llegada. Descendiendo  desde los árboles, hasta el techo de su casa; y en ese momento, deseo que el sueño llegara inmediatamente y la borrara para siempre de su mente.

La noche era oscura, pero a través de las gotas que tímidamente golpeaban en los cristales de su ventana, él podía ver claramente sus ojos, sus labios, inclusive, podía sentir sus caricias.

Recordó su sonrisa y su figura, recordó su aroma y recordó sus promesas. Recordó su amor bajo la lluvia, en esa noche de un agonizante julio.

EL sueño tardó en llegar, pero en su cobijo, suavemente lo despojó de su romántica agonía; se llevó su recuerdo, se llevó el deseo de volverla a ver, pero sobre todo, se llevó esa extraña sensación de anhelar amar a quien ya no puede regresar del silencio.

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