lunes, 29 de julio de 2019

Luz


Entendía perfectamente que le estaban llorando. Pero por alguna razón, sabía que así debía de ser.

Las voces se fueron apagando lentamente, al igual que el resto de su cuerpo. Y es que con cada órgano que dejaba de sentir, su flotabilidad aumentaba.

Todo se fue oscureciendo, y sus latidos fueron parando. Su semblante se relajó y su pecho dejó de moverse, pero su alma, recién se había liberado.

No importa si fue blanco o negro, porque ahora, era luz.

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