jueves, 24 de agosto de 2017

Cuatrocientos kilómetros

Quise volar sólo bajo la mirada profunda del sol y el cobijo del viento.

A lo lejos, él podía verme zigzaguear por las montañas mientras me adentraba en el seno de mi hogar natal.

Suspiré profundamente y me uní con mi destino. Era sólo lo gris, el azul, el viento y yo.

Recorrí uno, dos, tres, veinte, cincuenta, cien y cuatrocientos kilómetros de profunda meditación.

Metido en mí mismo, involucrado íntimamente con mis pensamientos.

Sólo sé que respiro, sólo sé que vivo, sólo sé que pienso.

No hay comentarios: