jueves, 13 de abril de 2017

Las almas de la cetrera

Se perdió en sus ojos cafés, en su carcajada honesta y su espontaneidad infantil.

Fue su inocencia, mezclada con lujuria, la que le hizo despertar a la pasión.

Ella le enseño a amar, y él, estaba fascinado.

Pasó largas noches sin dormir pensando en su sexo, y ansiaba el día, sólo para estar a su lado.

Él la amaba.

Pero un día, de pronto, ella le dejó.

Suplicó por su amor, pero nunca tuvo una respuesta. 

Un día la vio, sólo de lejos, ella reía en los brazos de un extraño.

Y ahí se quedó, sumergido en el abismo del olvido, junto a los otros cuerpos sin alma que un día, también la alimentaron.

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