miércoles, 20 de agosto de 2014

El reto de hacerse el tonto -El reto ice bucket-

El reto "ice bucket" en principio es interesante: Haces una donación monetaria a diferentes organizaciones que investigan acerca de la cura contra la esclerosis múltiple y luego, publicas un vídeo donde te echas una cubeta de agua helada encima simplemente para llamar la atención y retar a otras personas que hagan lo mismo que tu en un lapso de 24 horas. Personalidades del deporte y el cine lo han hecho y, efectivamente han logrado captar la atención de las personas y las donaciones se están haciendo efectivas.

Ahora bien, aparte del cuestionamiento ¿Que personas de qué países y a qué precio se verán beneficiadas? surge otra pregunta interesante ¿Porqué hacer el ridículo, porqué no hacer el vídeo con un comprobante en mano motivando a hacer donaciones? No, el reto consiste en donar plata de forma "misteriosa" y luego hacer el ridículo frente a todo el mundo sin ninguna referencia a la donación o el beneficiario. Y es que si Messi, Justin Bieber y el mismo Bill Gates lo hacen... ¿Porqué yo no? total, el hecho se ve divertido y pareciera inocuo.

Lo preocupante de esto es la tercera pregunta ¿Que estará sucediendo detrás de este estúpido reto viral? Porque amigo lector: Mientras la gente se entretiene viendo a otras personas echarse una cubeta de agua fría encima, en Internet, otras gentes mucho más hábiles aprovechan esa distracción para hacer leyes y políticas donde las esferas de poder obtengan mejores beneficios mientras que la masa siga anestesiada con gatitos bailarines y cubetazos de agua. Ya lo dice la primera ley de Noam Chomsky: "Desvía la atención del público de los problemas importantes"

Pero por favor, no me tilde de amargado, aburrido o conspiratorio. Piense que no es una casualidad que durante la fiesta futbolera que acaba de pasar, misteriosas leyes se gestaron en varios países del mundo. Como ejemplo está la ley "monsanto" aprobada recientemente en Guatemala y  que habla de la venta obligada de semillas transgénicas y que, efectivamente, se aprobó en el mismo espacio de tiempo donde el ingrato de Messi no saludó a un niño.

Entonces usted, mucho más inteligente que las grandes cúpulas de poder no se dejará engañar por cortinas de humo ni trucos infantiles que desvían la atención de los problemas reales y no caerá en el juego de hacer el ridículo en público tirándose agua a usted mismo sin ninguna razón aparentemente razonable.  Eso si, asumiendo que se tomó el tiempo de leer estas líneas y no cayó en el nuevo vídeo de los gatitos que se echan una cubetita de aguita heladita.

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