El silencio nos ha separado, es un enemigo que por el
momento no puedo vencer.
Y aunque un día hubiera querido que te callaras, ahora, desearía
escuchar, solo por un segundo, que una palabra salga de tu boca.
El sonido de tu respiración se ha ido, y tus gritos se han
callado.
Aquellos susurros que me encantaban se han paralizado, y el
sonar de tu sonrisa ya no lo recuerdo.
Ahora, sordo por este silencio, te grito con fuerza pero no
puedes oírme, estás muy lejos.
Y solo me queda esperar a que un día se silencie mi voz, y
será hasta entonces, cuando por fin, pueda escuchar tu voz que pronuncia mi
nombre.
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