Sentí el viento en mi rostro e inevitablemente cerré los ojos y me concentré para escucharlas.
Y ahí estaban, esas voces, graves y dulces, mezcladas con el viento.
Me estaban llamando, dijeron mi nombre, me invitaron a descubrirlas.
Y yo entendí, les haré caso, muy pronto me iré.
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