Me sumergí en el vicio del mundo virtual para perder el tiempo en la crítica y la sin razón.
Pero de golpe, el octavo arte me cruzó tu rostro y tu texto me derritió.
Y las mariposas ancestrales volvieron a revolotear.
No, no lo puedo describir, pero es verte y volver a sentir ese algo crujiendo en mi corazón.
Sí, a pesar de los años, aún generas eso en mí.
Y no, no sé si fue la ciencia, el cosmos, el cielo, la tierra o el mismísimo infierno.
Pero sea como sea, sé que me volveré a sentir agradecido con la vida, cuando al despertar, te tenga como siempre a mi lado.
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