Había un país, donde las personas se dieron cuenta que los
árboles daban oxígeno y la educación volvía culta a las personas. Y es que
las personas cultas sembraban árboles, limpiaban sus ciudades, se conducían
responsablemente, respetaban a su prójimo, no robaban y buscaban el bien común.
Era un país de gente buena.
Pero, por alguna razón, decidieron cortar los árboles y
volver estúpidas las personas. Y cuando las personas se volvieron estúpidas arrasaron
los bosques, ensuciaron las calles, fueron imprudentes para conducir sus
vehículos, se volvieron egoístas, robaron y por consiguiente, destruyeron la
sociedad y la naturaleza.
Y desde entonces, se dice que es el país de “gente mala”.
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