Y mientras los manifestantes gritaban y golpeaban la puerta,
él, cansado de esperar en su hacinamiento improvisado, pensó.
Recordó su época de joven idealista, con sueños y
esperanzas, ese momento en el que vio a su pueblo sufrir, ese momento en el que decidió defenderlos.
Recordó cómo él también se pronunció en su juventud, y cómo
exigió transparencia a los líderes de la Nación. Recordó aquella época de genuino interés
humano.
Vino a su mente el momento en el que se le acercó aquella
persona que lo instruiría en la política nacional, y como logró ascender en la
sociedad.
Retomó aquellas primeras elecciones que lo colocarían como
concejal, y recordó cómo un día, alguien le regaló dinero por no decir una verdad.
Sonrió recordando cómo guardó aquel dinero y que con temor,
lo fue gastando de a pocos. También recordó cómo vino una dieta, otro bono, un regalo,
un negocio, una licitación, un soborno.
Se recordó el día que ganó las elecciones para congresista,
y cómo la gente de su pueblo, sus allegados y amigos le felicitaron y le
pidieron que gestara leyes que ayudaran a salir adelante a la comunidad que él
iba a representar.
Pero pronto se olvidó de toda su gente y de sus promesas, poco
a poco los vendió y los traicionó, conoció nuevos amigos con los que negoció,
con los que tranzó, con los que se enriqueció. Ahora, era la persona que en
algún momento, él odió ser.
Y en ese momento, se arrepintió.
Tomó la decisión de hacer lo correcto, de presentar su
renuncia, de dejar esa vida de corrupción y de engaños, pensó que por primera
vez en su vida, les daría un buen ejemplo a sus nietos.
De pronto, sus pensamientos se interrumpieron por el golpe de la policía que con fuerza entró al lugar, los
organizaron en grupos y rápidamente los subieron a unos buses para librarlos de
los manifestantes.
Él corrió y empujando a las mujeres subió a refugiarse en el
bus, y cuando se sintió seguro, decidió mandar su arrepentimiento a la mierda,
y mientras la comitiva avanzaba, logró sacar el rostro para burlarse e insultar
a los que reprochaban su gestión.
Porque imaginó que a los pocos meses, cuando el pueblo olvide, él, y sus cómplices, pronto podrían postularse nuevamente, y así, llevarse más dinero a sus enviciados bolsillos.
Porque imaginó que a los pocos meses, cuando el pueblo olvide, él, y sus cómplices, pronto podrían postularse nuevamente, y así, llevarse más dinero a sus enviciados bolsillos.
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