domingo, 3 de julio de 2016

Siete minutos.

Su meta terminaba en siete minutos. Siente minutos agónicos, que no terminaban, que se detenían en el tiempo, que se burlaban de él. Pero el tiempo es implacable y aunque él lo sintió eterno, la hora llegó y el tiempo se terminó. Todo estaba hecho.

No hay comentarios: